Los pastores españoles suben el tono contra el proyecto de ley del aborto y Jesús Catalá, obispo de Málaga, denuncia que el aborto “es un asesinato”
El arzobispo primado de Tarragona y presidente de la Conferencia Episcopal Tarraconense, Joan Planellas, ha llamado a “no seguir las prescripciones de las autoridades civiles cuando estas son contrarias a las exigencias del orden moral“. En su carta dominical, el prelado desmenuza las consecuencias del proyecto de ley del aborto aprobado el pasado martes y la norma ya en vigor que regula la eutanasia en España.
En su misiva, titulada ‘Objeción de conciencia‘, Planellas denuncia que estas normas “no contribuyen a la libertad y al bien común, sino que favorecen la economía del descarte, imponiendo un tipo de darwinismo social en el cual los más débiles son eliminados”. Frente a ello, invitó a “descubrir la libertad de conciencia ante la manipulación escondida tras estas leyes”.
Precisamente “para poder conocer en cada momento lo que es bueno o malo, junto con el don de la libertad, Dios ha dotado al ser humano con el don de la conciencia“, continúa el arzobispo. Por ello, “la objeción de conciencia supone una persona antepone el dictado de su conciencia a lo ordenado o permitido por la ley”.
En este sentido, Planellas insiste en que “el ciudadano no tiene que seguir las prescripciones de las autoridades civiles cuando estas son contrarias a las exigencias del orden moral, a los derechos fundamentales de las personas o a las enseñanzas del Evangelio“. El prelado puntualiza, no obstante, que “esto no significa justificar cualquier desobediencia a las normas promulgadas por las autoridades legítimas. Tan solo se puede ejercer a aquellas que atentan directamente contra elementos esenciales de la propia fe o que son contrarias al derecho natural, en tanto que minan directamente los fundamentos de la dignidad humana y de una convivencia basada en la Justicia”.
De acuerdo con ello, el presidente de los obispos catalanes recordó que “los cristianos católicos estamos obligados a poner en práctica la objeción de conciencia en esas acciones que, estando aprobadas por leyes del Estado, tengan como consecuencia la eliminación de una vida humana en su comienzo o en su término”.
“El Estado tiene la obligación de reconocer la libertad religiosa, de pensamiento y de conciencia“, subrayó, y, “por lo tanto, no la puede restringir y minimizar con la excusa de garantizar el acceso de las personas a ciertas prácticas reconocidas legalmente y presentarla como un atentado que va en contra de los derechos de los otros”.
Finaliza la carta pidiendo también “objetar ante la difusión de antropologías contrarias a la visión cristiana de la persona, de la sexualidad, del matrimonio y de la familia”.
Planellas se suma así al obispo de Málaga en el aumento del tono episcopal contra el proyecto de ley de Irene Montero aprobado el pasado martes. En un desayuno informativo, Jesús Catalá señaló claramente que el aborto “es un asesinato”. “La Iglesia es defensora de la vida humana y nadie, ningún ser humano, tiene derecho a eliminar una vida humana porque eso se llama asesinato”, declaró.
El obispo malacitano condenó que “un huevo de águila es ilegal destruirlo, con multa de hasta 100.000 euros, o dólares, y un año de prisión. Un embrión, humano, es legal matarlo por cualquier razón, usando tus impuestos en una clínica de aborto. Está dicho todo“.
También apela a la objeción de conciencia el obispo de Tortosa, Enric Benavent, destacando que “lo que es bueno o malo para el hombre no lo decide él mismo”. Benavent destaca que, “aunque la fe nos ayuda a conocerlos con más claridad”, la conciencia “percibe unos principios que tienen un valor universal, por lo que todos pueden comprenderlos con la luz natural de la razón. De ellos nacen las normas morales fundamentales”.
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