El Observatorio de la Religión en la Escuela, de la Fundación SM, celebra una jornada interconfesional para analizar el currículo de la nueva reforma educativa
La nueva reforma educativa trae consigo un vuelco en la forma y en el fondo en la manera de trabajar en el aula. También en las enseñanzas de la religión. La puesta en marcha de la LOMLOE ha desembocado en nuevos currículos elaborados por las diferentes confesiones, que ayer se dieron a conocer de la mano del Observatorio de la Religión en la Escuela, una iniciativa de la Fundación SM.
“El futuro es de todos y todas, lo vamos a construir entre todos y todas, y las religiones van a ser una parte fundamental porque contribuyen al bien personal y al bien común de los pueblos de este planeta”, expuso Carlos Esteban, director del Observatorio, en el marco de un acto celebrado en el Colegio Oficial de Docentes de Madrid y que incluyó un coloquio en el que participaron representantes de la educación católica, evangélica, islámica y judía.
Para el director de la revista ‘Religión y Escuela’, Antonio Roura “la religión y las creencias no son asuntos puramente privados, sino que debería formar parte de la discusión y del diálogo en la sociedad”. “En la escuela, por desgracia, es uno de los asuntos pendientes. Lamentablemente todavía no hemos alcanzado una ubicación natural de esta dimensión en los proyectos educativos”, sentenció, incidiendo en la idea de que “la escuela no debe dar la espalda a la religión y las confesiones deben ser corresponsables”.
“A nivel europeo es diferente”, señaló el docente e investigador, en relación a las pautas marcadas por el Consejo de Europa, que reconoce que todos los jóvenes deberían adquirir conocimiento sobre el hecho religioso si se busca promover la interculturalidad. “Los alumnos tienen el derecho a ser educados desde el respeto a su propia identidad”, remarcó.
Ariana Pérez, responsable de investigación de la Fundación SM, en nombre de la presidenta de la entidad, Mayte Ortiz, puso “el valor añadido” que una asignatura como la Religión aporta para los estudiantes, tanto de la escuela pública como privada. “Desde nuestro compromiso con la educación de calidad, debemos integrar la enseñanza de la religión en la escuela”, defendió, con la convicción de que “contribuye a la mejor identidad y comprensión de la cultura de los pueblos, actúa como impulsor y activador de conocimientos y competencias globales, tales como el pensamiento crítico, la competencia intercultural y las competencias sociales necesarias para la formación de ciudadanos y ciudadanas globales”.
Sara Lobato, de la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España, defendió cómo en la nueva ley se reconoce que la asignatura “no aporta solo conceptos, sino un modo de vida, una manera de entender la vida que suma en la sociedad, porque solo ella aporta la dimensión integral del ser humano”. Sin embargo, cuestionó que la materia “se haya relegado y haya quedado debilitada al separarla del resto de asignaturas curriculares”.
Raquel Pérez, directora del secretariado de la Comisión Episcopal para la Educación y la Cultura, apreció el modelo competencial de la LOMLOE en tanto que es más “integral”, pero lamentó que “se siga sin dejar el espacio que debería ocupar, se ha regulado en los mínimos exigibles”. En este sentido, cuestionó tanto la reducción de horas lectivas desde el Gobierno central, pero también por parte de las administraciones autonómicas, que podrían haber ampliado y no lo están haciendo.
Pérez repasó cómo el nuevo currículo de la materia católica es fruto de un proceso de reflexión y participación de toda la comunidad educativa. “Lo presentamos en marzo al Ministerio de Educación y nos han dicho que, tras su revisión, estarían listos a finales de mayo”, explicitó.
“La Iglesia católica ha estado a la altura, pero ha sido una pena que el Ministerio de Educación no haya estado a la altura a la propuesta que se ha hecho para buscar una ubicación de la religión más allá de la asignatura para la formación integral y el bien común”, añadió Carlos Esteban en relación a la propuesta que los obispos lanzaron al Gobierno de ofrecer unos contenidos transversales a todo el alumnado al margen de una confesionalidad determinada y de una asignatura concreta.
Para el responsable de la Comisión Islámica de España, urge trabajar para que toda la comunidad educativa se involucre para defender la asignatura. En palabras de Ihab Fahmi, es necesario ahondar en la necesidad de reconocer el papel de “la profesionalidad de los docentes”, pilar básico para llegar a los estudiantes y sus familias.
La directora del colegio judío IBN Gabirol de Madrid, Luna Font, la asignatura debe presentar se manera “interesante y atractiva y que sea vivencial, por lo que los profesores deben hacer propuestas adecuadas a la edad de los alumnos y con innovación pedagógica”. En este sentido, reivindicó que la búsqueda de la “excelencia educativa” en el alumnado pasa por una mirada integral e integrada de la enseñanza de la religión, desde “la conexión con otras asignaturas como la historia, el arte o incluso las matemáticas, y despertar el espíritu crítico del alumno y las competencias”.