En la audiencia que mantuvo este lunes en el Palacio Apostólico del Vaticano con una delegación de voluntarios del Servicio Nacional de Protección Civil de Italia, el papa Francisco destacó que la “primera protección” de la que está necesitada nuestra sociedad es aquella “que nos preserva del aislamiento social”, pues se trata de un “modo muy importante para dar voz a la esperanza”.
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Tras aplaudir el trabajo voluntario que realiza esta organización para “ayudar a las personas más frágiles”, como ancianos, enfermos, pobres y, en los últimos meses, refugiados de la “guerra absurda” en Ucrania, el Pontífice invitó a “dedicar tiempo” a los demás, ofreciéndoles “competencias y servicios”. Cuanto esto sucede “la sociedad sale mejorad”, dijo, recordando una vez más que “nadie se salva solo”. “Todos necesitamos entender y ver que nuestra vida depende de la de los demás y que el bien es contagioso”, insistió.
Jorge Mario Bergoglio señaló a los voluntarios presentes la importancia de “tender la mano, ofrecer una sonrisa y dedicar tiempo de modo gratuito” a quien nos encontramos, pues “hace sentir en casa”. Es algo que nos ha recordado “la emergencia” migratoria de los últimos años, “ligada a la acogida de los refugiados que huyen de guerras o del cambio climático”, dijo, subrayando que todos los conflictos bélicos suponen “una derrota frente a la capacidad humana de proteger”. La actual guerra de Ucrania muestra precisamente la necesidad de “proteger el sueño de la paz, el sagrado derecho de los pueblos a la paz”.
“¡La tierra grita!”
La necesidad de protección frente a los desastres ambientales también estuvo presente en el discurso del Papa. “¡La tierra grita!”, dijo por dos veces, asegurando que cuando “le forzamos la mano, la naturaleza muestra su rostro cruel y el hombre termina chafado, obligado a gritar su miedo”. Por ello invitó a los presentes a ser “señal de cuidado” en sus respectivos territorios, salvando vidas humanas y promoviendo la comunidad. “Estamos llamados a proteger el mundo y no a depredarlo”, remarcó Francisco en un momento laudato Si’ en la semana que se celebra el aniversario de esta encíclica.
La última parte de su alocución, en la que no faltó un reconocimiento a la rica tradición del voluntariado en Italia, estuvo dedicada a la prevención. Ésta puede desarrollarse “implicando a varios sujetos responsables de la administración de un territorio” y también “formando las conciencias”, de manera que los bienes comunes no estén “abandonados” o disfruten de ellos solo “unos pocos·. También pidió el Pontífice a los voluntarios que estuvieran atentos para que “eventos adversos no desencadenen desastres irreparables entre la gente”.