España

CONFER combatirá los abusos “de poder y conciencia” y los de carácter sexual que sufren las “religiosas”

  • Los religiosos abren en Madrid su 28º Asamblea General, que cerrará el jueves 26 centrando la mirada en la sinodalidad
  • Bernardito Auza ha señalado la sinodalidad como “un camino de discernimiento”, muy distinto de “un parlamento político”
  • Luis Ángel de las Heras ha reclamado una vida religiosa no como “una realidad aislada o marginada de la Iglesia”, sino “en su corazón”





Bajo el lema ‘Corrientes de sinodalidad’, la 28ª Asamblea General de la CONFER se ha inaugurado en la tarde de este martes 24 de mayo en Madrid, clausurándose este próximo jueves 26.



Tres días de trabajo que han echado a andar tras el acto de apertura, en el que ha habido alrededor de 200 participantes y que ha sido presidido por el nuncio papal en España, Bernardito Auza (quien no ha podido estar en el acto al encontrarse en su Fipilinas natal por una cuestión familiar); el obispo de León, Luis Ángel de las Heras, quien en su día fue responsable de CONFER y actualmente preside la Comisión de Vida Consagrada de la Conferencia Episcopal; el dominico Jesús Díaz Sariego, presidente de la entidad que engloba a los religiosos españoles, y su vicepresidenta, Lourdes Perramon, superiora general de las Hermanas Oblatas.

Discernimiento

En su discurso, grabado en vídeo, el nuncio Auza ha destacado que el Sínodo es “un camino de discernimiento espiritual y eclesial” con el fin último de iluminar a sus miembros y, en definitiva, “para que no sea una convención eclesial, una conferencia de estudios, un parlamento o un congreso político”.

Vistas “como un acontecimiento de gracia, un proceso de sanación guiado por el Espíritu Santo”, las corrientes de sinodalidad no se podrán confundir con “las corrientes de publicidad”, las cuales pueden caer en “interpretaciones espurias a la misión evangelizadora de la Iglesia”.

Tampoco se equipararán a “las corrientes cambiantes de la opinión pública”, siendo “conveniente tener claro que la historia de la Iglesia testimonia ampliamente la importancia del proceso consultivo para conocer el parecer de los pastores y de los fieles en lo que se refiere al bien de la Iglesia. Por eso es de gran importancia que también en la preparación de las asambleas sinodales se cuide con especial atención la consulta de todas las Iglesias particulares y todas las fuerzas de la Iglesia”.

Una visión renovada

En esa tarea, la vida religiosa, desde “una visión renovada”, es “la forma específica con la que vosotros contribuís a la Iglesia sinodal de la renovación, entendida como un anclaje en el espíritu que desecha en la inmundalidad, lo contingente, lo cambiante que adquiere la capacidad para mirar hacia el interior y más allá”.

Al hilo del lema de las jornadas, Luis Ángel de las Heras ha pedido que las corrientes de sinodalidad sean “de agua viva y no eléctrica”, estando todos “en la misma misión de la Iglesia”; no como “una realidad aislada o marginada de la Iglesia”, sino “en su corazón”. En este sentido, es clave acompañar las iniciativas diocesanas, “no solo por los obispos”.

Desde esta “espiritualidad de la comunión”, hay que “renovar, perfeccionar y crear” los necesarios mecanismos y caminos pastorales, “siempre con la mirada puesta en la evangelización”. Habrá “conflictos”, pero con “el talante de la sinodalidad” no serán inconvenientes definitivos.

Actitud sincera de escucha

En ello también es vital “la escucha” a los marginados, los no creyentes o los pertenecientes a otras religiones. Desde este espíritu siempre se cultivará “la fraternidad”, semilla del evangelio encarnado en el hombre de hoy.

Sin olvidar a los laicos, siendo la “misión compartida” una necesidad, una fortaleza y un bien, naciendo de esta “sinergia” una corriente que enriquece a la Iglesia “en su diálogo con el mundo en el que le ha tocado vivir”. De aquí brotará “un nuevo Pentecostés para la vida consagrada y para toda la Iglesia”.

En su saludo conjunto, Sariego y Perramon han recalcado que tanto la misión de la Iglesia como, concretamente, la de la vida religiosa, “ha de ser sinodal”, siendo esta “nuestra marca, nuestra identidad”. Y es que la sinodalidad, en sí misma, ya marca “nuestro modo de gobernarnos y de vivir en comunidad”, siempre en la senda de la “misión compartida”. Un “patrimonio espiritual que estamos llamados a reforzar y desarrollar aún más”.

Sentido ‘mea culpa’

Entre los temas que se abordarán estos días se encuentran “los abusos a menores y personas vulnerables en la Iglesia”. Mientras que los de tipo sexual contra menores se combaten desde la esperanza de que pertenezcan “fundamentalmente al pasado”, los de tipo “de poder y conciencia”, así como los sexuales “a religiosas”, se teme que “son realidades que justo están empezando a emerger”.

De ahí que haya que ser “especialmente receptivos y cuidadosos con las víctimas de dichos abusos. Nos consta su dolor y sufrimiento, callado en muchos casos durante años. Ha sido especialmente doloroso el que las instituciones no hayamos estado del todo a la altura de lo que se hubiera esperado de nosotros al ‘mirar para otro lado’. También, en no pocos casos, con el encubrimiento”.

Conscientes de que “a la sociedad le cuesta mucho entender esto”, los religiosos se comprometen a trabajar estos días a “hablar con confianza y responsabilidad sobre el trabajo que CONFER ha venido haciendo este tiempo con respecto a esta realidad. La Presidencia de CONFER quiere escuchar vuestro ‘eco’ referido a este tema tan grave y delicado, así como espera propuestas concretas frente a interrogantes que se vislumbran de cara al futuro”.

Un mensaje de esperanza

El saludo de la Presidencia de CONFER se ha cerrado transmitiendo “un mensaje de esperanza. Vivimos momentos desafiantes para la vida consagrada. El desafío siempre lleva consigo dosis de oportunidad. Por eso son momentos para la esperanza si somos capaces de vivirlo desde la fe, desde el Dios que se hace fuerte en nuestra debilidad y hace nuevas todas las cosas”.

Fotos: Jesús G. Feria

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