La Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida presenta el documento ‘Orientaciones para la pastoral de las personas mayores. La ancianidad: riqueza de frutos y bendiciones’
El presidente de la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida, José Mazuelos, y el presidente de Vida Ascendente, Álvaro Medina, han presentado el documento que sienta las bases para la pastoral de las personas mayores en la Iglesia Española. Unas líneas que buscan resaltar su figura y devolverles la dignidad que les niega la cultura del descarte, a la vez que aprovechar el “tesoro” de su sabiduría y experiencia.
Se trata de un “documento transversal, fruto de un trabajo interdisciplinar, realizado desde los diferentes movimientos que están al pie del cañón, con una sensibilidad especial” y que “no debe quedar solo en una lectura, sino que hay que hacerlo vida ahora“, señaló Mazuelos.
Se ha buscado, a partir de la definición de “personas mayores”, encontrar su lugar en la Iglesia y la sociedad y hacerles protagonistas o beneficiaros de la labor eclesial. Aporta esta definición, Medina, responsable de uno de los movimientos que trabajan con ancianos y que considera que una persona “es mayor cuando la vida cambia: los hijos se emancipan, pierdes amigos, compañeros del camino, incluso una esposa o un esposo y llega la soledad”.
En estos momentos, Mazuelos denuncia que “la sociedad trata de esconder a los mayores, a los débiles, a lo feo“, en aras de una idea de “juventud y belleza eternas” que no son reales. “La realidad hoy es ancianos solos, con la familia lejos, que viven una soledad profunda, no solo por sus limitaciones“. La consecuencia es “la cultura de descarte que viene denunciando el papa Francisco”.
“Se habla mucho de progreso, pero se pone en duda la dignidad del ser humano al principio y al final de su vida“, analizó el presidente de la Subcomisión. “La Iglesia debe denunciar esta incoherencia y sensibilizar frente a ese descarte, porque una sociedad que cree que ellos son el origen de todo, una sociedad soberbia, es una sociedad corrupta, un árbol sin raíces, que se seca”.
La pandemia demostró que “los servicios sociales hacen aguas”. Con el confinamiento, “muchos ancianos, que viven solos en pisos sin ascensor, no tenían posibilidad de buscar medicamentos, ni siquiera comida”. Aquí apareció la figura de Cáritas, con grupos de voluntarios que incluso iban a las farmacias para poder acercar las medicinas.
El obispo de Canarias destacó la necesidad de un documento y una pastoral de estas características en unos momentos en que cada vez hay un mayor número de mayores, especialmente por el aumento de esperanza de vida. “Aunque la Iglesia ya ha escrito sobre ellos, la pandemia ha descubierto una realidad que debe ser respondida, y a la que la Iglesia está respondiendo”. En este sentido, destacó que “muchos ancianos llevan el peso de la evangelización“, en la actualidad.
Mazuelos reclamó, además que se piense en los mayores en el proceso de digitalización. “Con la pandemia, se animó a los bancos, a los médicos, hospitales, todo se hizo digital… ¿y qué pasa con esos mayores solos que no tienen posibilidad de digitalizarse? Es necesario reclamar a los políticos que piensen en ellos, que busquen la figura de acompañantes y cuidadores, y que pongan el dinero necesari0, porque la Iglesia solo puede ser subsidiaria”.
De ese principio, se puede ver a los mayores desde dos factores: Primero, como agentes de pastoral, aquellos que están en condiciones para trabajar y ayudar a la sociedad y a la Iglesia o aquellos que se encuentran limitados, y que requieren ser atendidos”. Medina destacó “la sabiduría de los mayores. Su testimonio de fe a través de la experiencia de su vida, algo que el Papa viene reclamando para la Iglesia cuando reclama ‘más testimonios buenos y menos discursos’, que serán esas lucecitas que indican el camino“.
Medina anunció “el primer encuentro internacional de Mayores a finales de septiembre y principios de octubre. Iremos a Santiago a gritar al mundo que los mayores estamos aquí”.