Un informe recoge que el obispo de Limburgo, Georg Bätzing, habría nombrado al acusado como uno de sus vicarios tras mostrar “perspicacia y remordimiento”
Los informes exhaustivos que se están realizando en Alemania siguen dejando al descubierto algunas prácticas mantenidas en ambientes eclesiales en los últimos años respecto a los abusos. Un informe promovido por el semanal ‘Die Zeit’, señala que el obispo de Limburgo y presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Georg Bätzing, habría promovido a un sacerdote de su diócesis a pesar de que sobre él había algunas acusaciones de acoso.
Según recoge la agencia KNA, en el obispo prevaleció en hecho de que el sacerdote había sido amonestado y habría demostrado “perspicacia y remordimiento” a la hora de rehabilitarle, según la versión de la diócesis. En la diócesis se habían dado por probados el acoso, verbal y físico, a dos mujeres por parte del cura, una de ellas una pastora protestante en formación. Este primer caso fue en el año 2000 y el segundo, entre 2006 y 2007, con una asistente parroquial.
Bätzing es obispo de Limburgo desde 2016. La diócesis escuchó el testimonio de ambas mujeres y dio “una reprimenda formal” al sacerdote, según ha explicado en un comunicado. Tras esta amonestación, el obispo lo nombró posteriormente uno de los once vicarios de distrito de la diócesis de Limburgo. Desde el obispado destacan que “no se trataba de un comportamiento delictivo, había perspicacia y remordimiento por parte del sacerdote y se había disculpado ante el asistente parroquial por su comportamiento, el obispo le nombró entonces vicario del distrito”.