Este 24 de mayo en los Estados Unidos, un sujeto de 18 años ingresó a una escuela primaria en Uvalde, Texas, donde realizó disparos con una pistola -y posiblemente un rifle-, lo que dejó como saldo 19 niños y tres adultos muertos, entre ellos el atacante, quien habría muerto cuando la policía intentaba detenerlo.
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De acuerdo con los informes, esta tragedia es la peor ocurrida en una escuela desde el ataque de 2012 en una primaria en Newtown, Connecticut, donde el atacante mató a 26 personas.
A ese respecto, el arzobispo de San Antonio, Gustavo García-Siller, publicó el siguiente mensaje en su cuenta de Twitter: “Dios tenga piedad de nuestros niños, sus familias, sus comunidades. La oscuridad es densa con un tiroteo más en nuestro país. Ayudémonos unos a otros a generar luz y calor. Que podamos mantenernos cada uno de nosotros en compañía. Se necesitan oraciones”.
El tema de la vida más urgente
En las redes sociales del arzobispado, García-Siller reiteró: “no hay palabras para transmitir la profunda tristeza y conmoción abrumadora ante la incomprensible pérdida de vidas en Uvalde. La palabra tragedia no alcanza para describir lo que ocurrió. Estas masacres no pueden ser consideradas ‘la nueva normalidad’. La Iglesia Católica pide constantemente la protección de toda vida; y estos tiroteos en masa son el tema de la vida más urgente sobre el que todos en la sociedad deben actuar – los líderes electos y los ciudadanos por igual”.
Por la tarde ofreció una misa en la parroquia de la localidad de Uvalde, en la que denunció que los sistemas políticos actuales no están respondiendo a las necesidades de las personas: “esto que sucedió y los hechos de violencia que han pasado en otros estados del país, y que todos los días en las ciudades grandes existen, por la violencia social y doméstica, están acabando con las vidas, y eso no es de Dios”.
Y continuó: “hemos fracasado porque vivimos en una sociedad donde lo que está al centro es el poder, es el dinero, la fama y la política, pero la política sucia, porque la política limpia es para servir”.
El arzobispo hizo hincapié en la necesidad de estar fuertes en oración para apoyar a estas familias: “que nuestras lágrimas se expresen en amor, servicio, cariño, respeto y acompañamiento porque somos responsables de esas familias”.
Un evento trágico
Por su parte, la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) publicó un mensaje en el que se unió en oración por los fallecidos y sus familias, por la comunidad de Uvalde y el arzobispo Gustavo García-Siller.
Los obispos urgieron a la sociedad norteamericana a “buscar en nuestras almas formas en las que podamos hacer más para comprender esta epidemia de maldad y violencia, e implorar a nuestros funcionarios electos que nos ayuden a tomar medidas”.
A su vez, el presidente de la USCCB y arzobispo de Los Ángeles, José H. Gómez, pidió a los fieles de esa arquidiócesis abrir su corazón “a nuestros hermanos y hermanas en Uvalde. ¡Oramos por los muertos: Señor, concédeles el descanso eterno y que brille sobre ellos la luz perpetua! Que Nuestra Señora de Guadalupe tome en sus tiernos brazos a las víctimas de esta violencia, y traiga consuelo a quienes lloran y sanen a quienes resultan heridos. Y que Dios conceda paz a cada corazón que tenga problemas esta noche. Pedimos esto en el nombre de Jesús”.
El obispo de la diócesis de Austin, Joe S. Vásquez, también pidió a su comunidad unirse en oración por la lamentable pérdida de vidas en Uvalde, Texas. “Estoy profundamente entristecido por este trágico evento que cobró la vida de tantos niños inocentes y su maestro. Mis oraciones están con todas las víctimas, sus familias, amigos y toda la comunidad de Uvalde. Por la intercesión de Nuestra Señora de los Dolores, que el infinito amor y misericordia de Dios conceda fuerza a los que sufren, sanación y consuelo a los heridos, y paz a todos los afligidos”.