El dominico Jesús Díaz Sariego culmina la Asamblea General de CONFER aterrizando medidas para empapar a las congregaciones y las comunidades del encargo papal
La Conferencia Española de Religiosos ha cerrado esta mañana su Asamblea General. O más bien, la ha dejado abierta, a juzgar por los nuevos caminos propuestos para el ser y hacer de los consagrados de nuestro país.
Así al menos se desprende del discurso de clausura del presidente de CONFER, Jesús Díaz Sariego: “Seamos sinodales, no porque toca ni porque a la Iglesia se le ha ocurrido ahora, seamos sinodales por vocación”.
“Hay inquietud, circularidad, sinodalidad, sororidad, fraternidad. Algo está emergiendo”, expuso a modo de desafío para que los superiores mayores y provinciales trasladen a sus comunidades. Y no se quedó en mensajes genéricos, sino que instó a reforzar la formación de los religiosos, adaptar las estructuras, desarrollar la misión compartida, apostar por la intecongregacionalidad y colaborar con otras instituciones de la Iglesia y de la sociedad en general.
Por su parte, la vicepresidenta de CONFER, Lourdes Perramón, invitó a vivir “la corriente de sinodalidad nadando y dejándonos llevar, no solo con el agua en los tobillos o en la cintura”. Para la superiora general de las Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor, “es así como llega la fuente de vida y de fecundidad”.
A lo largo del discurso, el presidente de los religiosos ahondó en algunas de las preguntas lanzadas durante las ponencias de Cristina Inogés y María Luisa Berzosa, que han vertebrado las reflexiones de estas jornadas: “¿Permanecemos en un ‘carisma’ inamovible? ¿Qué nos quiere decir el Espíritu ante la falta de vocaciones?”. “En la escasez de vocaciones hay un mensaje que no hemos conseguido descifrar por completo”, añadió. Al abordar estas cuestiones, el dominico recordó que la vida religiosa “está llamada a ser fértil, no solo en el pasado, sino también en el presente y en el futuro”. Para ello, urge “purificar y renovar”.
Al igual que en la jornada de acogida, el dominico no eludió la crisis de los abusos. “Hemos de seguir avanzando, de forma coordinada, en el mutuo acompañamiento sobre el impacto que ha producido en nosotros”, planteó sobre la pederastia. Pero no se detuvo ahí, sino que se adentró en la maraña de los abusos de poder y de conciencia en el seno de las congregaciones: “Hemos de ofrecer respuestas a esta situación siendo proactivos para cuidar a las víctimas y para evitar se reproduzca en el presente y en el futuro”. “Nos va hacer un bien grande afrontar esta cuestión”, apostilló.
De puertas para adentro de la CONFER, también anunció novedades, como la puesta en marcha de un equipo teológico de trabajo, el desarrollo de las plataformas regionales o el refuerzo del centro médico psicológico.