Miguel Cabrejos, arzobispo de Trujillo (Perú) y presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), participó en la apertura de del XXVII Congreso Interamericano de Educación Católica este 27 de mayo.
Ha señalado que para “la Iglesia latinoamericana y caribeña, la educación es inseparable de su tarea evangelizadora, que tiene en su centro la promoción de la dignidad de la persona humana”, al tiempo que agradeció a los educadores el servicio que prestan “inspirados en esas tareas que se autoimpusieron hace dos años y en los desafíos a los que nos invita el Papa Francisco”.
“Somos conscientes que vivimos en un tiempo marcado por una prolongada crisis generada por la pandemia del Covid-19, pero también por tantas otras ‘pandemias históricas’, que afectan de manera sistémica a buena parte de los pueblos de nuestro continente”, ha dicho.
Para Cabrejos “nos corresponde testimoniar a Cristo en medio de esta realidad, y en ella sembrar la esperanza. No una esperanza vana o ingenua. No. La esperanza que queremos promover, es la que Cristo mismo quiere que llevemos a cada uno de los hijos de Dios”.
Por lo que ha invitado a todos los docentes como “maestros de nuevas generaciones y discípulos del Divino Maestro” a seguir construyendo la esperanza, por tanto “tienen una tarea insustituible”.
“Este mismo congreso se convierte en acto de esperanza que nos invita a centrar nuestra mirada en las sinergias que podemos tejer entre el Pacto Educativo Global propuesto por el Papa Francisco y la iniciativa de la Unesco los futuros de la educación”, explicó.
El prelado aseguró que a través de la educación se podrá “reconstruir un mundo dividido y fragmentado donde se evidencian las brechas sociales, económicas, culturales y políticas que amenazan con la estabilidad de nuestros pueblos y con los ideales humanistas y solidarios que sostienen a nuestra Patria Grande”.
Foto: CIEC