Para Francisco, “el amor de Jesús no quiere restringir nuestra libertad. Al contrario, nos hace un espacio, porque el verdadero amor siempre genera una cercanía que no aplasta, no es posesivo, es cercano, pero no posesivo”. Así lo ha expresado esta mañana el Papa en el marco del Regina Coeli, duranta el cual ha anunciado la convocatoria de un nuevo consistorio a finales del mes de agosto, en el que creará a 21 nuevos cardenales.
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Tomando como punto de partida la festividad de la Asunción del Señor el pontífice, subrayó que “Jesús no abandona a los discípulos”. “Sube al cielo, pero no nos deja solos. Por el contrario, precisamente al ascender al Padre asegura la efusión de su Espíritu”, explicó Francisco. En esta misma línea, comentó que, “al hacer su ‘éxodo’ al cielo, Cristo ‘nos abre camino’, va a preparar un lugar para nosotros y, desde ahora, intercede por nosotros, para que siempre estemos acompañados y bendecidos por el Padre”.
Dejar espacio al otro
A partir de ahí, lanzó un examen de conciencia para cuantos le escuchaban en la plaza de San Pedro: “Preguntémonos si realmente lo somos; y también si somos capaces de amar a los demás, dejándolos libres y dejándoles espacio”. “¿Sabemos hacernos intercesores por los demás, es decir, sabemos rezar por ellos y bendecir sus vidas? ¿O servimos a los demás por nuestros propios intereses?”, añadió a su reflexión.
En su alocución, también tuvo presente a Luigi Lenzini, mártir que fue asesinado en 1945 y beatificado ayer. También recordó que hoy se celebra la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, lo que le llevó a presentar la escucha como “el primer ingrediente indispensable del diálogo”. Por último, se detuvo en el Día Nacional del Socorro en Italia para sentenciar que “el enfermo es siempre más importante que la enfermedad”.