El cardenal mexicano Felipe Arizmendi pidió a los padres de familia, educadores, catequistas y pastores, educar para la fraternidad, en la casa, escuelas, grupos, parroquias, e incluso, en los medios de comunicación.
- ¿Quieres recibir gratis por WhatsApp las mejores noticias de Vida Nueva? Pincha aquí
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Al referirse en particular a los homicidios perpetradas por jóvenes en Estados Unidos, así como a la violencia en México, el cardenal Arizmendi consideró que “estamos cayendo en niveles incontrolables”, y se cuestionó: “¿qué nos ha pasado, que hemos llegado a tanta degradación?”.
Lamentó, por ejemplo, que muchos de los miembros de cárteles y de grupos criminales se digan creyentes y devotos de la Virgen, pero su conducta sea totalmente contraria a la fe que dicen profesar. “Si en verdad tuvieran en cuenta a Dios, su vida sería muy diferente”, añadió.
El obispo emérito de San Cristóbal de las Casas (Chiapas) consideró que ante esta situación, urge educar para la fraternidad, inculcando la fe en Dios y las prácticas religiosas, junto con el respeto por los demás, la solidaridad con los más necesitados y la unidad de la familia por encima de todo.
“A su tiempo -aseguró– cosecharemos una vida más tranquila, una sociedad más armónica, una paz social que todos colaboramos a construir”.
Degradación que ha permeado las instituciones
Para el cardenal mexicano, gran parte de las personas que atentan contra la vida de otras proceden de familias desintegradas, con ausencia de un padre que les haya inculcado el trabajo, la honradez, el respeto a los demás, “o tuvieron una madre muy consentidora que nunca les impuso una sana disciplina, que no les educó para la sana convivencia social, para la solidaridad con los pobres, para la vida en comunidad“.
Aunado a lo anterior –señaló Arizmendi- se suma “la degradación que ha permeado instituciones de la sociedad que hacen cuanto pueden para restarle valor a la vida y a la familia, como si éstas fueran cosas del pasado”.
SCJN y la legitimación de la injusticia
En este sentido, lamentó que recientemente la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) haya declarado inconstitucionales algunos artículos de legislaturas locales que defienden la vida desde la concepción.
“Dice la Corte que los estados no tienen facultades para definir cuándo empieza la vida humana y qué es persona; y que, por tanto, es legal abortar, como un derecho de la mujer”.
Dijo que el máximo órgano de impartición de justicia en el país debería llamarse Suprema Corte de Constitucionalidad, no de Justicia, pues está legitimando una grave injusticia, que es destruir una vida humana que ya es una realidad desde la concepción.
“Si no se respeta la vida del débil e inocente en el seno materno, ¡de qué nos extrañamos si hay tanta violencia, destrucción y muerte en la vida nacional!”.
Arizmendi hizo hincapié en que “la violencia siempre generará más violencia, las armas producirán muerte, y la guerra nunca es la solución sino un problema, una derrota; es necesario ayudarnos mutuamente, porque en cada uno, en cada tradición religiosa, así como en cada sociedad humana, existe siempre el riesgo de albergar rencores y alimentar contenciones contra otros, y de hacerlo en nombre de principios absolutos e incluso sagrados”.