La educación, según el papa Francisco: recuperar la centralidad de la persona, invertir las mejores energías con creatividad y responsabilidad, y educar en el servicio. Estas son las tres claves que ha compartido el Pontífice con los participantes del Congreso internacional sobre las ‘Líneas de Desarrollo del Pacto Educativo Global’, a los que ha recibido esta mañana.
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Según ha explicado Jorge Mario Bergoglio, las crisis pueden convertirse en “un momento propicio” para evangelizar. Y ha reclamado que no se pueden “callar las verdades sobre Dios por respeto a los que no creen”, pues “sería, en el campo de la educación, como quemar libros por respeto a los que no piensan, borrar obras de arte por respeto a los que no ven, o música por respeto a los que no oyen”.
En su disertación sobre las crisis, el Papa ha puesto como ejemplo a Eneas, que, en medio de las llamas de la ciudad incendiada, carga sobre sus hombros a su anciano padre Anquises y lleva de la mano a su joven hijo Ascanio, poniendo ambos a salvo.
Para Francisco, esta figura mitológica puede ser significativa para la misión de los educadores, llamados a custodiar el pasado y a acompañar los jóvenes pasos del futuro. Así, ha señalado tres claves sobre Eneas:
La centralidad de la persona
“Al dejar Troya, Eneas no se lleva consigo bienes, cosas -aparte de los ídolos de Penates- sino solo al padre y al hijo. Las raíces y el futuro, las promesas. Esto nos recuerda que en cualquier proceso educativo debemos poner siempre a las personas en el centro y centrarnos en lo esencial, todo lo demás es secundario, pero sin dejar nunca las raíces ni la esperanza del futuro”, ha indicado.
Invertir las mejores energías con creatividad y responsabilidad
“El anciano Anquises representa la tradición que debe ser respetada y preservada (…) Ascanio representa el mañana que hay que garantizar; Eneas es el que hace de ‘puente’, el que asegura el paso y la relación entre generaciones”, ha subrayado.
De hecho, la educación, apunta a “una proyectualidad a largo plazo”. En la Iglesia, ese ir hacia atrás “nos convierte en una secta”, que “cierra, que quita horizontes”. Hace “custodios de tradiciones”, pero de “tradiciones muertas”, mientras que “la verdadera tradición” es la que “se lleva adelante con los hijos”, ha aseverado.
Educar en el servicio
Anquises y Ascanio, además de representar la tradición y el futuro, “son también símbolos de los segmentos frágiles de la sociedad que hay que defender, rechazando la tentación del descarte, de la marginación. La cultura del descarte nos quiere hacer creer que cuando algo ya no funciona bien hay que tirarlo y cambiarlo”.
“Es lo que se hace con los bienes de consumo, que acabamos haciendo hoy en día, también con las personas: por ejemplo, si un matrimonio ya no funciona, se lo cambia; si una amistad ya no es buena, se la corta; si un anciano ya no es autónomo, se lo descarta… En cambio, la fragilidad es sinónimo de preciosidad: los ancianos y los jóvenes son como jarrones delicados que hay que custodiar con cuidado. Ambos son frágiles”, ha concluido.