La embajadora española ante la Santa Sede, Isabel Celaá, está confiada en que el papa Francisco pueda visitar la sede de la legación diplomática de nuestro país el próximo 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada, con motivo del 400 aniversario que este año celebra esta institución. “Nosotros le invitamos a todo, a un chocolate o a lo que sea”, dijo la política socialista este martes durante la presentación de la instalación artística con la que se conmemora esta efeméride.
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Se trata de tres grandes tapices efímeros de inspiración barroca que, desde la fachada principal del edificio, evocan tres escenas significativas de esta legación diplomática, la más antigua del mundo de carácter permanente. El que está situado más a la izquierda representa la compra del palacio por parte de Íñigo Vélez de Guevara, conde de Oñate. El que está más a la derecha muestra el momento en el que el pintor Diego Velázquez, que pasó dos períodos de su vida en Roma, realiza el retrato del Papa Inocencio X. El central, colgado sobre la puerta principal del edificio, representa una máquina pirotécnica utilizada en las fiestas de la Plaza de España de Roma en 1637.
Los tapices, de ecos barrocos y en los que predomina el color azul ultramarino, que los dota de gran profundidad, están realizados por el artista italiano Roberto Lucifero con pvc micro perforado y mezclan tecnología y trabajo manual. “Hemos hecho obra pop”, señaló Lucifero, afirmando que la instalación artística pretende evocar “una de las etapas más significativas de la relación entre la embajada, la ciudad y la Santa Sede”. Dicha evocación de un lugar “que custodia una memoria muy antigua” se ha realizado utilizando las herramientas que ofrece hoy la tecnología.
“Estupendas” relaciones con el Vaticano
En su conversación con los medios de comunicación, Celaá calificó de “estupendas” las relaciones actuales entre España entre la Santa Sede y celebró los cuatro siglos de historia de la legación diplomática. “Esta embajada fue una innovación de España”, señaló la política socialista, recordando que, hasta su establecimiento, “todos los embajadores eran itinerantes, pero nuestro país decidió tener una representación permanente en Roma”.
La embajadora explicó que la decisión de centrar los tres tapices que lucen en la fachada del Palacio de España en el siglo XVII, cuando fue primero alquilado a la familia Monaldeschi (1622) y luego comprado (1647), es también fruto del deseo de representar el momento en el que nuestro país estaba en “pleno auge” y era “el adalid del mundo católico y su salvaguarda frente a luteranismo”.