Nigeria sigue en estado de shock después del brutal ataque perpetrado, este pasado domingo 5 de junio en Owo, por un grupo terrorista sin identificar que interrumpió la misa de Pentecostés en la iglesia de San Francisco Javier y asesinó a quemarropa a más de 70 personas y dejando al menos a otras 200 heridas.
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En una entrevista con ‘Il Corriere’, el cardenal John Olorunfemi Onaiyekan, arzobispo emérito de Abuja, ha incidido en que el problema de fondo es la violencia generalizada y no un enfrentamiento religioso entre el norte islámico y el sur cristiano: “También matan en mezquitas, escuelas y pueblos; la cuestión es más que religiosa. El Gobierno no puede garantizar nuestra seguridad”.
Vivir en paz
En este sentido, recalca que, “si hubiera una guerra de los musulmanes contra los cristianos, lo denunciaría y diría que estoy del lado de mi pueblo para defenderlo. Pero no hay tal guerra, no la veo. (…) En Nigeria somos más o menos mitad cristianos y mitad musulmanes. Solo sé que vivimos juntos y nos gustaría hacerlo en paz”.
En cuanto a la causa del ataque y, aún más, las consecuencias de este primer gran atentado en el sur cristiano, Onaiyekan reconoce que “todavía no tengo todos los detalles de lo sucedido. Es una situación diferente a la de los ataques en el norte. El Estado de Ondo está en el sur de Nigeria y aquí los cristianos, no digo católicos, sino cristianos en general, son una gran mayoría. Dicen que fueron los pastores fulani, que son musulmanes. Pero, a veces, incluso en el norte, estos grupos criminales matan a la gente incluso en las mezquitas, durante la oración”.
No promueven el islam
De ahí su insistencia en que “la cuestión es mucho más que un asunto entre cristianos y musulmanes. (…) No sé si los que hacen esto están motivados por razones religiosas y hasta qué punto los que van por ahí matando a gente desde luego no promueven la religión islámica, aunque se llamen a sí mismos musulmanes y reivindiquen la Yihad”.
En lo que el cardenal no deposita demasiadas esperanzas es en que la solución pase por la política: “El presidente reaccionó con mucha fuerza, repitió la promesa habitual de que harán todo lo posible para localizar a los responsables, etc. Un discurso que hemos escuchado muchas veces. No pasará nada, o al menos nada grave. Los políticos están pensando en las elecciones del próximo año. Por desgracia, Nigeria se encuentra en una situación en la que el Gobierno es incapaz de garantizar nuestra seguridad y defendernos de estos grupos armados criminales”.
Matan sin piedad
Con todo, el problema es difícil de resolver, pues es interno y hace avanzar hacia la autodescomposición nacional: “No sabemos si alguien quiere desestabilizar Nigeria y provocar una guerra. El país no está oficialmente en guerra, no tiene ningún enemigo externo. La única guerra que veo es la de estas bandas criminales que pretenden crear desorden y confusión entre los fieles. Vemos violencia absurda y diabólica todo el tiempo. Van a las iglesias, pero también a los pueblos, a las escuelas, a las mezquitas. Son grupos pequeños que disparan y corren. Matan a la gente sin piedad. Estas cosas no pueden ocurrir en 2022… ¿Cómo podemos vivir en un país así? La televisión y los medios de comunicación de todo el mundo hablarán de ello. Yo, como arzobispo y nigeriano, estoy avergonzado”.