Ángela Giuffrida publica hoy un artículo en The Guardian en el que se hace eco de “los rumores que circulan desde principios de mayo” y que señalan que el papa Francisco estaría planteándose renunciar. Seguiría así a los 85 años los pasos de su predecesor, Benedicto XVI, quien se retiró en 2013, precisamente, cuando cumplió 85 años.
Pero, además de este primer indicio, el rotativo inglés entiende que fue “inusual” la decisión del Papa, a tres meses vista, de “organizar un consistorio el 27 de agosto para crear nuevos cardenales, algunos de los cuales serán elegibles para elegir al sucesor del pontífice en el próximo cónclave”.
Además de que no estarán solo los 21 electos, sino todos los miembros del Colegio Cardenalicio, pues Bergoglio ha citado esos mismos días a todos los purpurados del mundo para reflexionar en torno a la nueva Constitución Apostólica, la ‘Praedicate Evangelium’. Texto de referencia que, entre otras cosas, llevará a que los cardenales que hayan llegado a los 75 años abandonen sus responsabilidades en la Curia. Un argumento de peso en la idea de abundar en la idea de servicio frente a la de poder.
Junto a ello, hay otro hecho simbólico: “Al día siguiente, Francisco viajará a L’Aquila, la ciudad de los Abruzos devastada por un terremoto en 2009, para la fiesta de la Perdonanza Celestiniana, durante la cual visitará la catedral que alberga la tumba de Celestino V, un papa ermitaño que renunció en 1294 después de solo cinco meses en el trabajo. Benedicto también visitó la tumba en 2009, dejando atrás su palio robado, en lo que algunos comentaristas en ese momento dijeron que era un gesto simbólico antes de su propia renuncia, que se produjo en 2013”.
‘The Guardian’ remata su análisis enfatizando que, “al comienzo de su papado, Francisco dijo que le gustaría ver que la renuncia de un papa se normalizara. Y en 2015 contó que tenía la sensación de que su pontificado sería breve, describiendo la decisión de Benedicto XVI como ‘valiente’”.
Con todo, hay un argumento que el medio británico apunta en el sentido contrario a esa hipotética renuncia. Y lo verbaliza Christopher White, corresponsal en el Vaticano del National Catholic Reporter: “No creo que sea probable que Francisco quiera dos papas retirados. Involuntariamente o no, tener un Papa en un papel indefinido ha sido una fuente de dolores de cabeza ocasionales para el propio Francisco”.
Eso sí, remata White, “lo más importante que hemos aprendido sobre este Papa en los últimos diez años es que continúa sorprendiéndonos, y parece deleitarse mucho con ese elemento sorpresa”.