La Arquidiócesis de Seúl ha hecho público un comunicado en el que pide perdón tras conocerse que en espacios de venta en Internet se comerciaba con reliquias de san Andrés Kim Tae-gon, el primer sacerdote católico en la historia del país asiático. Ordenado en 1845, solo un año después fue ejecutado por su fe cristiana, con apenas 25 años. Durante su visita al país en 1984, Juan Pablo II lo elevó a los altares.
Como ha explicado la Iglesia local, la causa está en que, décadas atrás, “de acuerdo con nuestra práctica y tradición”, se optó por “distribuir reliquias” a diferentes comunidades de todo el país, llegando sus restos a 209 lugares. Así fue como “141 iglesias e instituciones religiosas” obtuvieron al menos una reliquia del santo, quedando en las manos de “más de 160 sacerdotes y fieles”.
El problema es que, ante tal disgregación de los restos, se ha cotejado la lista de destinatarios y se ha comprobado como ha habido casos excepcionales en los que se ha perdido el rastro. De este modo, la Iglesia de Seúl se ve obligada a reconocer que “la lista está incompleta debido a la falta de información personal detallada”.
Sin olvidar que, además, se sabe de un incidente grave que se produjo en 1983, cuando una reliquia del santo fue robada de una capilla. El caso es que ahora han saltado las alarmas al saberse que se ha tratado de vender un trozo de la columna vertebral de Kim, uno de los grandes símbolos del catolicismo coreano.
Para tratar de resolver el conflicto, la Arquidiócesis de Seúl ha anunciado que volverá a emitir certificados de autenticidad de las reliquias y a controlar exhaustivamente qué comunidades o personas poseen alguna.