El mayor experto en la lucha contra los abusos en la Iglesia, Hans Zollner, está convencido de que “la primera tarea de la Iglesia es acabar con los escándalos y limpiar lo que hay que limpiar”. Fue este el eje vertebrador de la ponencia marco que centró las VI Conversaciones PPC, organizadas por la editorial y el Instituto Superior de Pastoral, y que se celebran en el Colegio Mayor MARA de Madrid.
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Para el presidente del Instituto de Antropología-Estudios interdisciplinares sobre Protección y Dignidad Humana (IADC) de la Universidad Pontificia Gregoriana, “si no escuchamos a las víctimas, estamos excluyendo la voz de Jesús que nos habla a través de ellos”.
Abrir los sentidos
En este sentido, hizo un llamamiento a los cristianos presentes en la sala a “abrir los ojos, orejas y la boca cuando vemos algo que podría ser un abuso, todos tenemos la responsabilidad de formarnos, informarnos y de empujar a nuestras comunidades a que actúen”.
También reclamó a la Iglesia una mayor “comunión en la diversidad, que no sea unívoca” entre todos los agentes eclesiales, haciendo hincapié en la colaboración entre los obispos y los superiores mayores. En este sentido, compartió cómo “la Iglesia no solo es blanco y negro: hay superiores que luchan contra los abusos y otros que encubren o minimizan, que dicen que deberíamos dejar de hablar de todo esto”.
Unidad en la diversidad
“Una de mis experiencias más fuertes es que en el credo profesamos una única fe, la unidad de la Iglesia católica, pero no veo que estemos unidos en la transmisión de las experiencias y conocimientos contra los abusos entre unas comunidades y otras”, añadió. Entre otras medidas necesarias a aplicar ya para hacer frente a los abusos de poder, de conciencia y sexuales, planteó la urgencia de una mayor coherencia o desarrollar una teología sobre el abuso.
“Naturalmente no existimos fuera de la polarización política y no podemos desligarnos de esta realidad”, comentó aterrizando en el contexto español, consciente de que , a la hora de dibujar “una estrategia”, no puede pasar por el enfrentamiento, porque irá fundamentalmente “en perjuicio de las víctimas”.
Ante los encubrimientos
De la misma manera, comentó que “naturalmente hay medios de comunicación que son enemigos de la Iglesia y que hay gente que quiere destruir a la Iglesia, pero la crítica de los medios se basa normalmente en hechos”. “Si no hubiera casos de abusos y si no hubiera encubrimientos, los periódicos no escribirían y no existiría el escándalo”, dejó caer, insistiendo en que “si nosotros producimos escándalo y noticias malas, damos de comer a los periódicos que quieren atacar a la Iglesia”.
De hecho, alertó de que “las víctimas todavía hoy encuentran puertas cerradas y les cuesta encontrar personas humanas que les escuchen y les acompañen”. Para Zollner, está en juego “la autoridad de la Iglesia misma, incluso del Papa, puesto que los abusos tocan el fundamento de nuestra fe”. “Es el desafío más grande que estamos afrontando”, apostilló.
Adentrándose en el perfil y comportamiento de las víctimas subrayó el profundo sentimiento de culpabilidad frente a su abusador, al que se justifica, en tanto que “un sacerdote o una religiosa que para él es un santo y que, por tanto es perfecto y nunca se equivoca”.