“Que la vida contemplativa nos siga acercando la luz de la Santísima Trinidad, para que todo el pueblo de Dios, en camino sinodal, la haga llegar con alegría a todos los rincones de la tierra”. Estas han sido las palabras que ha dedicado María José Tuñón, responsable de la Comisión para la Vida Consagrada de la Conferencia Episcopal Española, ha dirigido a los asistentes al coloquio que ha tenido lugar este viernes ‘La vida contemplativa: lámparas en el camino sinodal’.
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El encuentro, que se ha celebrado online y ha sido organizado por Comisión Episcopal para la Vida Consagrada, ha tenido lugar en el marco de la Jornada Pro Orantibus 2022, que se celebrará en la solemnidad de la Santísima Trinidad, el domingo 12 de junio.
Moderado por Irene Pozo, subdirectora de contenidos sociorreligiosos en Abside Media, el acto ha contado con la participación de sor María Nieves Ruiz Pinillos, clarisa, fray José Luis Galiana Herrero, monje cirterciense y la hermana Elsa Campa Fernández, carmelita descalza. Juntos, han reflexionado acerca de distintos aspectos de la vida contemplativa y su papel en la Iglesia que abre el camino sinodal.
Testigos de esperanza
Para sor María Nieves, la clausura “es una forma muy luminosa de mostrar que nuestras vidas están separadas del mundo. Que el Señor nos separa para tener una relación muy cercana con él. Participamos de ese misterio pascual de Cristo”. Por su parte, fray José Luis ha señalado que esta “es un espejo en el que la gente puede reflejarse y preguntarse ¿por qué estos son felices? Mucha gente viene buscando algo a los conventos, y encuentran un referente que les ayuda”.
Mientras, la hermana Elsa Campa ha señalado que la clausura “aporta una vida de comunidad más intensa, y, sobre todo, las celebraciones, la liturgia. En nuestra vida se cuida muy especialmente. Son espacios que también podemos ofrecer a otras personas para compartir”. Por ello, ella no tiene la sensación de “haber perdido algo”. “Evidentemente una renuncia a ciertas cosas, pero se te dan otras. Ciento por uno. Se te dan unas hermanas, se te da una vida dedicada al Señor y al mundo, porque lo llevas contigo para interceder. Es una sensación de plenitud por estar en el lugar que me hace feliz”.
Asimismo, fray José Luis ha señalado que espera del futuro de la Iglesia que esta sea “abierta y en camino, no una Iglesia atascada. Abierta al servicio, a la oración, a la entrega hasta la muerte. Juntos vamos sumando y avanzando. Somos distintos, y la diversidad nos hace crecer”. “Más que palabras debemos ofrecer aptitudes“, ha concluido la hermana Elsa: “debemos mostrarnos felices, mujeres y hombres de esperanza”.