“Acogiendo la petición de los médicos, y para no anular los resultados de las terapias de rodilla aún en curso, el Santo Padre, con pesar, se ve obligado a aplazar el viaje apostólico a la República Democrática del Congo y Sudán del Sur previsto del 2 al 7 de julio, en nueva fecha por definir”. Así reza el comunicado con el que el Vaticano anuncia el aplazamiento de la visita del Pontífice a África.
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Los dolores en la rodilla derecha del papa Francisco siguen alterando la agenda del pontífice. La visita al Líbano, prevista del 12 al 13 de junio, fue el primer gran viaje pospuesto. En el aire queda ahora la visita del Papa a Canadá del 24 al 30 de julio. Debido a esta dolencia, el Papa ya ha cancelado su breve visita a Florencia en febrero, la misa del Miércoles de Ceniza y ha permanecido en reposo algún día del mes de abril.
Francisco ha activado todos los medios a su alcance para evitar entrar en quirófano para ser operado de su rodilla derecha. Al reposo exigido por los médicos que le ha llevado a aparecer en público en silla de ruedas, se une la infiltración a la que fue sometido hace semanas. Junto a todo esto, el Papa está siendo sometido también a sesiones de fisioterapia.
Así, estos problemas en su rodilla no le han robado el buen humor. Y, según el cardenal hondureño y arzobispo de Tegucigalpa, Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, no piensa renunciar. “Son solo noticias falsas. Es una telenovela barata. Jamas lo ha pensado”, ha dicho el purpurado a Cristina Cabrejos en una entrevista para EFE.
Cuatro operaciones en 85 años
En estos primeros nueve años de pontificado, la salud del Papa no ha presentado demasiadas preocupaciones. Solo la ciática le ha dejado fuera de juego en algunas ocasiones, sobre todo en estos dos últimos años, pero una reciente dieta evitando los dulces le ha permitido mantener su espalda a raya.
Francisco ha pasado por quirófano cuatro veces en sus 85 años. Bergoglio se ha sometido a dos operaciones desde que los cardenales de la Iglesia católica lo eligieron como sucesor de Benedicto XVI en marzo de 2013.
Francisco fue sometido en julio a una cirugía programada –con anestesia general– por una estenosis diverticular sintomática del colon. La primera intervención fue sencilla, puesto que se trataba de cataratas, y se le realizó en la Clínica Pío XI de Roma. De esta operación no se conoce la fecha exacta –fue en 2019–, puesto que el Papa no quiso trasladar ninguna preocupación sobre su estado de salud.
Mucho antes, durante su etapa como provincial de los jesuitas en Argentina, Bergoglio se sometió a una intervención de vesícula. Él mismo lo reveló en el libro entrevista con el periodista y médico argentino Nelson Castro –’La salud de los papas’–. Pero la más complicada de sus operaciones fue la primera, cuando apenas tenía 21 años y le extirparon un lóbulo del pulmón derecho.
¿Qué iba a hacer en África?
La peregrinación a África incluía dos paradas en RD Congo, en la capital, Kinshasa, y la ciudad de Goma, y una en Sudán del Sur, en la capital, Juba.
Este era un viaje querido desde hace mucho tiempo por Jorge Mario Bergoglio. De hecho, en el caso de Sudán del Sur, ya en febrero de 2017, en el avión que le traía de vuelta a Roma tras completar su viaje a Georgia y Azerbaiyán, el Papa reconoció a los periodistas que su idea era pisar muy pronto la nación más joven del mundo (proclamó su independencia respecto a Sudán en 2011). Y no hacerlo solo, sino junto al arzobispo de Canterbury, Justin Welby, el líder de la Iglesia anglicana, dando ambos líderes cristianos un mensaje de esperanza, desde el más esencial ecumenismo, a un pueblo muy castigado por la miseria y la violencia.
Con su tono siempre directo, Francisco les dio a conocer a los periodistas cómo surgió la idea de ese viaje conjunto: “El obispo anglicano, el presbiteriano y el católico vinieron juntos a pedirme: ‘Por favor, venga a Sudán del Sur. Aunque sea solo una jornada… Y no venga solo, sino con Justin Welby’”. “De esas Iglesias jóvenes ha surgido esa creatividad”, aplaudió entonces el Papa.
Sin embargo, la situación de constante inestabilidad en Sudán del Sur ha ido retrasando cada año la concreción del viaje. Lo cual no ha sido óbice para que Bergoglio haya abrazado las heridas del pueblo sudanés, como cuando, en abril de 2019, citó a los líderes políticos del país, enfrentados en una guerra civil, y les besó los pies para rogarles que apostaran por la paz. De hecho, de ese compromiso político ha surgido la estabilidad que ha llevado a que el Papa puddiera, al fin, pisar Sudán del Sur.