Esta semana se cumplieron diez años de que se creó el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) en los Estados Unidos, un programa que permitía que ciertos inmigrantes indocumentados que habían ingresado cuando eran niños, conocidos como ‘dreamers’, permanecieran en ese país, aunque estaban sujetos a varios requisitos.
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Si bien DACA no brinda estatus legal ni crea un camino hacia la ciudadanía, protegía temporalmente a los beneficiarios de la deportación y los hacía elegibles para autorización de trabajo, entre otros beneficios. Sin embargo, DACA fue declarado ilegal por un tribunal de distrito federal en julio de 2021, frenando nuevas solicitudes y amenazando la protección de los beneficiarios actuales del programa.
En este contexto, el obispo auxiliar de Washington, Mario Dorsonville, en su calidad de presidente del Comité de Migración de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB), aseguró que si bien “DACA nunca fue una cura para los desafíos subyacentes que enfrentan los ‘dreamers’, sí fue un paso bienvenido hacia el reconocimiento de su dignidad inherente y su potencial no realizado”.
Por ello, Dorsonville exhortó a los legisladores a hacer de este décimo aniversario el punto de inflexión largamente esperado que conduzca a una solución permanente para todos los ‘dreamers’, “uno de los muchos pasos para abordar un sistema de inmigración que necesita desesperadamente una reforma”.
Y es que –para el obispo– el tiempo transcurrido desde que se creó DACA ha sido suficiente para que sus beneficiarios hayan llegado a ser conocidos por sus abundantes contribuciones para la sociedad norteamericana.
La Iglesia seguirá luchando por esta causa
El obispo auxiliar de Washington lamentó que después de una década de alivio temporal, la mayoría de los beneficiarios del DACA todavía sigan viviendo con incertidumbre sobre su futuro en este país, “por no hablar de sus familias, incluidos cientos de miles de niños, empleados y comunidades estadounidenses que dependen de ellos”.
Para aquellos que se enfrentan a esta realidad –dijo– la Iglesia “sigue comprometida a caminar con ustedes y ver remediada esta injusticia, promoviendo el plan de Dios, que el papa Francisco nos recuerda que ‘es abundantemente inclusivo y da prioridad a quienes viven en las periferias existenciales'”.
Cabe mencionar que actualmente hay varios proyectos de ley pendientes ante el Congreso que brindarían un alivio permanente a los ‘dreamers’, incluida la American Dream and Promise Act (H.R. 6) y the Dream Act (S. 264), las cuales han sido respaldadas por los obispos norteamericanos.