España

27 nuevos mártires de la familia dominicana ya son beatos

El cardenal Marcello Semeraro preside la celebración en la catedral de Sevilla y destacó que tampoco hoy “la del cristiano no es nunca una situación cómoda y fácil”





Jornada de reflexión y de beatificación en Sevilla. Y es que, desde este sábado, 18 de junio, 27 dominicos mártires de la persecución religiosa del siglo XX en España ya son beatos. Así lo ha confirmado el prefecto de la Congregación para la causa de los santos, el cardenal Marcello Semeraro, al dar lectura al decreto firmado por el papa Francisco, que anunció esta decisión en diciembre de 2019. La celebración se ha desarrollado en la catedral de Sevilla y ha podido seguirse a través de las redes sociales.



Vinculados a la familia dominicana, en el grupo de los nuevos beatos hay 25 frailes dominicos martirizados en Almagro (Ciudad Real) y en Almería, una monja dominica de Huéscar (Granada) y un laico dominico almeriense, periodista de profesión asesinados entre 1936 y 1037. En el caso de la religiosa, sor Ascensión de San José, es la segunda monja dominica española en ser beatificada en toda la historia de la Orden.

En la celebración, situada al inicio de la misa, el arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses –en nombre de los demás obispos en los que se han desarrollado las diferentes causas según el lugar de martirio–, fue en encargado de pedir al Papa la “inscripción” de los mártires en el catálogo de los beatos. Estos fueron presentados a través de unas reseñas biográficas del postulador general de los dominicos, el fraile Massimo Mancini.

Al final de la celebración, el Maestro de la Orden de Predicadores, fray Gerard Francisco Timoner, agradeció al papa Francisco la beatificación de estos miembros de la familia dominicana. El fraile ha agradecido que “fueran valientes frente a la dura persecución y fieles al Señor en la vida y en la muerte” y ha recordado a los presentes que “Dios nos llama a la santidad, nos invita a imitar a nuestros santos mártires, no solo muriendo por la fe, sino viviendo por la fe y amando a Dios a través de nuestro servicio al prójimo y a la humanidad”.

Ya son beatos

El rito de la beatificación, propiamente dicho, es la lectura pública de las letras apostólicas que contienen la fórmula en la que el pontífice señala que “con nuestra Autoridad Apostólica concedemos la facultad de que los venerables siervos de Dios fray Ángel Marina Álvarez y 19 compañeros, fray Juan Aguilar Donis y 4 compañeros, sor Ascensión de San José, el laico Fructuoso Pérez Márquez y . Sean llamados beatos y su fiesta puede celebrarse todos los años el día 6 de noviembre en los lugares previstos y de la manera establecida por el derecho”. Este decreto se ha hecho en latín y con todas las insignias pontificales por parte del cardenal Semeraro.

Por ello en la catedral se ha situado una imagen de los nuevos beatos y se ha colocado junto al altar una completa reliquia de los nuevos beatos junto unas flores y unas velas. Los nuevos mártires se incorporan a los más de 2.000 fieles asesinados durante la persecución religiosa en España –una docena de ellos ya canonizados– y que se celebra litúrgicamente el 6 de noviembre.

Testimonio de fraternidad y comunión

En su homilía, el cardenal Semeraro invitó a contemplar a este grupo de beatos que “fueron todos víctimas de la misma persecución” que provocó la muerte de “cientos y cientos de cristianos” obispos, religiosos y laicos. El prefecto destacó la diversidad de las personas de este grupo al que une el carisma de santo Domingo. Propuso el ejemplo del testimonio martirial de sor Ascensión de San José que fue cruelmente torturada para pisar el crucifijo y renegar de la fe, pero que se mantuvo fiel hasta el final.

Destacando el sentido martirial de la eucaristía, el cardenal Semeraro invitó a todos los presentes a vivir la comunión y llevar a cabo su misión en medio del mundo, proclamar el evangelio “con el testimonio de la fraternidad y la comunión”. Invitó a contemplar a estos testigos como “proclamación silenciosa” que estimula los grandes interrogantes. “La del cristiano no es nunca una situación cómoda y fácil”, advirtió el prefecto. Invitó a vivir las bienaventuranzas a pesar de los recelos y sospechas de la sociedad. “La persecución no es solo una realidad del pasado, también hoy la vivimos. Puede ser de manera cruenta como tantos mártires contemporáneos o de manera más sutil a través de calumnias y falsedades”, advirtió citando al papa Francisco. Ante esto invitó a tener confianza “a pesar de las fragilidades” porque “Dios revela su fuerza a través de los débiles y los indefensos”.

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