La Unión Internacional de Superioras Generales (UISG), el organismo que aglutina a más de 1.900 líderes de congregaciones femeninas a las que pertenecen más de 600.000 monjas, lanza una campaña en la que presenta a las religiosas como modelo de liderazgo para lograr un cambio social que permita responder a los grandes desafíos que afronta nuestra sociedad.
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Bajo el título de ‘Hermanas en la Promoción Global’, esta iniciativa pone en valor la amplia experiencia de los institutos que pertenecen a la UISG en diversos ámbitos como la salud, la lucha contra la pobreza y la asistencia a la infancia. “Se estima que la red mundial de las congregaciones pertenecientes a la UISG representa uno de los mayores proveedores de apoyo directo a las comunidades”, sostiene esta organización en un comunicado hecho público este martes.
Son tres los pilares del modelo de liderazgo desarrollado por las religiosas en su asistencia a las personas marginalizadas y vulnerables: presencia, encuentro y servicio. Partiendo de estos conceptos, la campaña pretende “reforzar el impacto de las religiosas”, de manera que “se escuchen sus voces y las de aquellos que están en los márgenes”. Para ello se irán publicando diversos videos, como el que ya ha visto la luz y que invita a reflexionar sobre el papel de las monjas como líderes. Se recoge así el legado de la reciente participación de varias representantes de la UISG en el Foro Económico Mundial celebrado en Davos.
Abrazar la vulnerabilidad
Esta iniciativa va en la línea además de la reflexión sobre la importancia de la asunción de la vulnerabilidad en el liderazgo, un asunto planteado en la asamblea general de la UISG, celebrada el pasado mes de mayo. “¿Cómo podemos transformar el concepto de liderazgo de manera que pongamos en el centro de nuestro trabajo a los más vulnerables y no a los más fuertes? ¿Cuáles son nuestras vulnerabilidades que debemos abrazar en este viaje de transformación?” Estas son dos de las reflexiones a las que invitan las religiosas en su campaña.
Sor Patricia Murray, secretaria ejecutiva de la UISG, abogó por la creación de una “sororidad global” que permita responder a las necesidades de quienes están en los márgenes geográficos y existenciales “como monjas de congregaciones, culturas y contextos diferentes”. Como líder, Murray se siente llamada “a cultivar las pequeñas semillas de las que nace una nueva vida: por ejemplo la empatía y la apertura al prójimo, el respeto y el enriquecimiento recíproco, el encuentro y la acogida del extranjero, la comprensión y la celebración de la diferencia”.