En 116 páginas Alejandro Cerda Sanhueza, académico de la Universidad Católica del Norte, presenta una síntesis de las orientaciones pastorales, elaboradas por la Conferencia Episcopal de Chile (CECh), que durante 55 años ininterrumpidos han contribuido a coordinar y organizar la labor pastoral de la Iglesia chilena.
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El libro “Orientaciones Pastorales de Chile: Origen, Desarrollo y Estado actual”, editado por la Universidad Católica del Norte, “nos da una memoria, no solo para recordar hechos y documentos, sino para abrir el horizonte”, dijo el cardenal Celestino Aós, presidente de la CECh, al presentarlo.
Su autor, de 55 años, casado, padre de 5 hijos, es licenciado en Ciencias Religiosas, Magister en Ética Social y Desarrollo Humano, máster en Doctrina Social de la Iglesia; actualmente es académico del Departamento de Teología de la Universidad Católica del Norte, sede Coquimbo. Vida Nueva ofrece el diálogo con Alejandro Cerda sobre este tema.
Expresión de colegialidad
PREGUNTA.- ¿Por qué este libro?
RESPUESTA.- Las Orientaciones Pastorales (OO. PP.) han sido un instrumento fundamental de la acción evangelizadora de la Iglesia chilena desde 1968 y expresión de la colegialidad de los obispos. Pretenden ser aporte para una pastoral de conjunto nacional y diocesana; además de responder a los grandes problemas que afectan la realidad nacional e interpelan la labor evangelizadora. En consecuencia, han sido un servicio ofrecido a las Iglesias particulares, para ayudarles a elaborar sus propios planes pastorales.
P.- ¿Cuál ha sido el procedimiento para su elaboración?
R.- Las OOPP se expresan en documentos que recogen las prioridades pastorales que guiarán el caminar de la iglesia nacional por un periodo determinado. Se han publicado 16 Orientaciones frutos de una elaboración en espíritu de comunión y constituyen un marco de referencia común asumido por los obispos, que permiten lograr una coherencia pastoral, unidad de lenguajes y criterios de acción. A lo largo de su historia la metodología fue variando, se fue enriqueciendo y complejizando, permitiendo una mayor participación, fundamentación teológica, en comunión con el magisterio universal y latinoamericano, e intentando responder a los diversos contextos del país. El método predominante en su elaboración es el Ver, Juzgar y Actuar.
Prioridades pastorales
P.- ¿Hay tendencias en ellas?
R.- Por supuesto. En estos casi 55 años cada uno de los documentos hace referencia al camino recorrido. Se fueron asentando prioridades pastorales que configuraron el quehacer pastoral y los recursos y esfuerzos que se destinaron para lograrlas. Las comunidades eclesiales de base, la formación de personas, los pobres, los jóvenes, la familia, la educación, la cultura, son las prioridades más recurrentes.
P.- ¿Qué importancia y efectos han tenido en la vida eclesial nacional?
R.- Por años fueron una instancia de comunión y participación en que, a partir de una mirada de la realidad nacional, una reflexión teológica, con fuertes componentes eclesiológicos y cristológicos, se fundamentaba la labor evangelizadora estableciendo grupos prioritarios, con los que se quería solidarizar y ser portadores de una buena nueva liberadora. Por una parte, expresaban un episcopado sensible, conectado con la realidad local y global, así ha sido reconocido el episcopado chileno a nivel latinoamericano. Por otra parte, son cientos de miles los agentes pastorales, laicos y consagrados, que intentaron cumplir con la misión encomendada por la iglesia colegiada. Así su experiencia de fe adquiría contenido y sentido para su diario vivir.
Gran desconexión
P.- ¿Qué pasa con ellas en la actualidad?
R.- Es una pregunta compleja de responder. La actual crisis por la que pasa la Iglesia, multifactorial, que se expresa en una falta de credibilidad a nivel nacional; en una escasísima participación en especial de jóvenes, trabajadores y familias; su baja incidencia en el ámbito de lo público; etc., hacen más compleja la labor evangelizadora.
Hay una gran desconexión entre la estructura eclesial, el clero, los religiosos/as y agentes pastorales con la compleja realidad cotidiana en que habita la nueva cultura emergente. No por falta de voluntad, sino de una comprensión del sentido transformador que impone la nueva cultura. Por ejemplo, la irrupción de la cibercultura es un factor que se tiene que considerar en este nuevo escenario y del cual tanto la comprensión pastoral como teológica no ha logrado conectar y/o comprender. Esto pone en crisis al discernimiento pastoral.
Se tendría que estar en el proceso de elaboración de las próximas orientaciones pastorales, considerando acontecimientos eclesiales relevantes para tener presente como la Asamblea Eclesial Latinoamericana y otras instancias a nivel nacional que ayudarán a discernir el camino a recorrer en el futuro inmediato.