La Pontificia Academia para la Vida ha señalado que “el hecho de que un país grande con una larga tradición democrática haya cambiado su posición sobre este tema también desafía al mundo entero”
La Corte Suprema de Estados Unidos ha eliminado, de forma definitiva, la protección constitucional del derecho al aborto. Lo hace después de casi 50 años y anulando la sentencia Roe v. Wade, la cual sentó jurisprudencia en 1973. Ahora, se espera que, como resultado de esta decisión, el aborto quede prohibido en, aproximadamente, el 50% de los estados que conforman el país, en manos de los cuales queda ahora si el aborto se hace legal o no en su territorio.
Todo comenzaba el pasado mes de mayo con la filtración, por medio del portal ‘Político’, de un documento de 98 páginas y firmado por el juez del Alto Tribunal, Samuel Alito. Era el borrador de un texto que mostraba la disposición de la mayoría de miembros del Supremo a anular el histórico fallo. Horas más tarde, el Tribunal reconocía la autenticidad del documento, a la vez que señalaba que se iba a investigar la autoría de la filtración.
Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden –segundo presidente católico de Estados Unidos y que ya ha protagonizado desencuentros con los obispos del país en relación al aborto– advertía, de forma inmediata, que el Ejecutivo ya se encontraba preparando una “respuesta” para defender el derecho al aborto ante la posibilidad de que el Tribunal Supremo llegara a ilegalizarlo, como hoy, apenas un mes después, ha logrado.
La respuesta de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) no se ha hecho esperar. En una declaración firmada por el arzobispo de Los Ángeles, José H. Gómez presidente de la USCCB, y por el arzobispo William E. Lori de Baltimore, presidente del Comité de Actividades Pro-Vida de la USCCB, los prelados han señalado que se trata de “un día histórico en la vida de nuestro país”, en el que “durante casi 50 años” se ha “impuesto una ley injusta que ha permitido que algunos decidan si otros pueden vivir o morir”.
“Esta política ha resultado en la muerte de decenas de millones de niños no nacidos“, señalan los obispos, “generaciones a las que se les negó el derecho incluso a nacer”. “Estados Unidos se fundó sobre la verdad de que todos los hombres y mujeres son creados iguales, con derechos otorgados por Dios a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad”, apuntan, aseverando, a su vez, que “esta verdad fue gravemente negada por el fallo Roe v. Wade de la Corte Suprema de los Estados Unidos, que legalizó y normalizó la toma de vidas humanas inocentes”.
“Damos gracias a Dios de que hoy la Corte haya anulado esta decisión. Oramos para que nuestros funcionarios electos promulguen ahora leyes y políticas que promuevan y protejan a los más vulnerables entre nosotros”, añaden los obispos, cuyos “primeros pensamientos están con los pequeños cuyas vidas han sido arrebatadas desde 1973. Lamentamos su pérdida y encomendamos sus almas a Dios, que los amó desde antes de todos los tiempos y los amará por toda la eternidad”.
Asimismo, los obispos aseguran que “nuestros corazones también están con cada mujer y hombre que ha sufrido gravemente por el aborto; rezamos por su curación y prometemos nuestra compasión y apoyo continuos. Como Iglesia, debemos servir a quienes enfrentan embarazos difíciles y rodearlos de amor”.
Por otro lado, los prelados han recordado que esta decisión ha sido posible porque “durante estos largos años, millones de nuestros conciudadanos han trabajado juntos pacíficamente para educar y persuadir a sus vecinos sobre la injusticia del aborto, para ofrecer atención y asesoramiento a las mujeres y para trabajar por alternativas al aborto, incluida la adopción, el cuidado de crianza temporal y la atención pública. Compartimos hoy su alegría y les estamos agradecidos”.
La decisión tomada hoy en Estados Unidos ha tenido también su eco en Roma, desde donde la Academia Pontificia para la Vida se ha unido a la declaración de los obispos de los Estados Unidos sobre la decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos.
“El dictamen de la Corte muestra cómo el tema del aborto sigue suscitando acalorados debates”, señalan desde el Dicasterio vaticano en una declaración pública. “El hecho de que un país grande con una larga tradición democrática haya cambiado su posición sobre este tema también desafía al mundo entero”, apuntan. “La protección y defensa de la vida humana no es un tema que pueda quedar circunscrito al ejercicio de los derechos individuales, sino que es un asunto de amplia trascendencia social. Después de 50 años, es importante reabrir un debate no ideológico sobre el lugar que tiene la protección de la vida en una sociedad civil para preguntarnos qué tipo de convivencia y sociedad queremos construir”.
De hecho, este debate en Estados Unidos ha llegado, incluso, al Parlamento Europeo, en el cual se discutía el pasado 8 de junio acerca de las “Amenazas globales al derecho al aborto: la posible anulación del derecho al aborto en los Estados Unidos por la Corte Suprema”. Ante esto, el secretario General de COMECE, Manuel Barrios Prieto, expresaba su “sorpresa” porque el organismo europeo debatiese sobre un tema que pertenecía a la legislación de un país ajeno a la Unión.
“Se trata de una injerencia inaceptable en las decisiones jurisdiccionales democráticas de un Estado soberano, un país que tampoco es Estado miembro de la UE”, expresaba, advirtiendo, asimismo, que “la adopción de una resolución por parte del Parlamento Europeo que avale esta injerencia sólo desacreditará a esta institución”. “Desde una perspectiva legal, no existe un derecho al aborto reconocido en el Derecho Europeo o Internacional”, recordaba el obispo español. Por ello, “ningún Estado puede ser obligado a legalizar el aborto, ni a facilitarlo, ni ser instrumental para realizarlo”.