México

“México está salpicando sangre”, el reclamo de los obispos tras el asesinato de dos jesuitas

La Iglesia pide al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador replantear su estrategia de seguridad: “No es útil negar la realidad”





Esta semana, el asesinato de dos sacerdotes jesuitas en el estado de Chihuahua ha sido el tema central en todos los medios de comunicación de México. La Iglesia católica ha reaccionado con fuerza inusual, al grado de exigir por primera vez al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador un cambio en la estrategia de seguridad pública.



La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) ha pedido al gobierno federal una respuesta a la altura de las circunstancias, pues “es responsabilidad de quienes nos gobiernan procurar la justicia y favorecer la paz y la concordia en la convivencia social”, dijo el secretario general del organismo, Ramón Castro Castro, a través de un video mensaje.

El también obispo de Cuernavaca fue contundente al señalar que “nuestro México está salpicando sangre de tantos muertos y desaparecidos, entre ellos 27 sacerdotes, incluidos los padres jesuitas asesinados por el crimen organizado”, situación que –dijo– ya es insoportable “y nos reclama y exige a todos dar frutos de paz”.

“Les suplicamos, les rogamos, les exigimos en nombre de Dios ¡Basta de tanta maldad y odio! Todos queremos la paz”, sentenció Castro.

Es tiempo de escuchar

De igual manera, a través de un comunicado firmado por el presidente de la CEM, Rogelio Cabrera López, y el Consejo de Presidencia del organismo, los obispos del país consideraron que ya es tiempo de revisar las estrategias de seguridad que están fracasando.

En este sentido, pidieron a las autoridades escuchar a la ciudadanía, a los familiares de las víctimas, de asesinados y desaparecidos, a los cuerpos policiacos maltratados por el crimen, a los académicos e investigadores, a los medios de comunicación, todas las fuerzas políticas, a la sociedad civil y a las asociaciones religiosas.

No es útil negar la realidad y tampoco culpar a tiempos pasados de lo que nos toca resolver ahora. Escucharnos no hace débil a nadie, al contrario, nos fortalece como nación”, apuntaron.

Creciente violencia que sufre México

Al referirse particularmente al asesinato de los jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora al interior de un templo, los obispos lamentaron la falta de valores y sensibilidad a la que se ha llegado, perdiendo todo respecto a la dignidad humana.

El crimen se ha extendido por todas partes, trastocando la vida cotidiana de toda la sociedad, afectando las actividades productivas en las ciudades y en el campo, ejerciendo presión con extorsiones hacia quienes trabajan honestamente en los mercados, escuelas, pequeñas, medianas y grandes empresas; se han adueñado de las calles, colonias y pueblos enteros, además de caminos, carreteras y autopistas”.

Lo más grave -dijeron– es que “han llegado a manifestarse con niveles de crueldad inhumana en ejecuciones y masacres que han hecho de nuestro país uno de los lugares más inseguros y violentos del mundo”.

¡Ya basta!

De acuerdo con cifras oficiales, en México han muerto unas 122 mil personas a manos de criminales en los últimos tres años y medio: “¡cuánta maldad y desorden social!”, clamaron los obispos.

Y ante ello manifestaron su cercanía y solidaridad con todas las víctimas, más allá de diferencias políticas o sociales. “Queremos sumarnos a las miles de voces de los ciudadanos de buena voluntad que piden que se ponga un alto a esta situación. ¡Ya basta! No podemos ser indiferentes ni ajenos a lo que nos está afectando a todos”.

Señalaron que es responsabilidad de los gobernantes aplicar la ley con justicia para erradicar la impunidad, respetando los derechos humanos, pero procurando la seguridad de los ciudadanos y la paz social, pero todos los sectores tienen un grado de responsabilidad, entre ellos la Iglesia.

“La Iglesia no ha hecho lo suficiente en la evangelización de los pueblos y es necesario redoblar esfuerzos. Queda mucho por hacer en la reconstrucción del tejido social, desde la labor pastoral que nos es propia”, reconocieron.

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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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