En una entrevista conjunta en Bolonia con varios medios transalpinos, el cardenal Matteo Zuppi, nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, hace un repaso de la situación local e internacional. Y llama a la acción desde la fraternidad, pues la situación es grave: “Es un momento decisivo para Italia y Europa: con la pandemia y la guerra estamos ante una situación peligrosa”.
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En el caso concreto de Italia, su preocupación no es menor, pues avecina que se aproxima un “otoño caliente” para un país que sufre “tres grandes problemas: corrupción, evasión y burocracia”. De ahí que solicite una entrevista y una interlocución directa con el primer ministro, Mario Draghi, con el fin de ofrecer a la Iglesia como sostén de fraternidad.
Por el bien común
Tampoco rehúye Zuppi la vertiente ideológica italiana, enfatizando que “derecha e izquierda son categorías obsoletas y superadas”. De ahí que acepte como un valor el tratar de entenderse con todos los interlocutores políticos que los ciudadanos designen en las urnas para ello.
¿Incluida Giorgia Meloni, referente de la derecha populista y a quien varios medios ven en el poder en un plazo de tiempo corto? Ahí el cardenal también es firme y, aunque recalca que “la Iglesia no hace hipótesis”, no dudaría, en caso de que esto finalmente ocurriera, sobre lo que haría: partiendo siempre del respeto al pueblo, cuya voluntad es “soberana”, la Iglesia solo tiene que mirar por el “bien común”, sin olvidar la “diversidad” existente y con el fin definitivo de “reconstruir la comunidad”.
Con los más frágiles
En definitiva: “Con cualquiera que sea el interlocutor institucional, la Iglesia estará dispuesta a dialogar”. Del mismo modo que “estará atenta para defender a los frágiles”.