Cultura

Ixcís, la vocación de rezar cantando (y viceversa)





Ixcís, el grupo musical malagueño que conforman el sacerdote diocesano Fermín Negre junto a los laicos María José Martín, Susana Melero, Leticia Calzado, María del Mar Luque y Alfonso Moreno, cumple treinta años. Estamos ante una gran familia que “sigue alimentando con el pan musical de la Palabra”, como lo describe Negre.



“Llegar hasta aquí ha sido un regalo, es una palabra que solemos repetir –prosigue el sacerdote y compositor–. Una de nuestras canciones se titula ‘Regalada’. Nos sentimos regalados continuamente por un Dios que nos llamó a esta preciosa vocación de ser cantores de su amor, por los agradecimientos y testimonios que nos llegan cada día de personas que incluso no llegaremos a conocer. Alguien nos escribió diciendo que ‘sois el trampolín para saltar al encuentro con Dios y zambullirme en sus aguas profundas’”. Y así es.

Inicios

Negre narra cómo “el grupo se inició un mes antes de mi ordenación. Sin yo saberlo, Dios me estaba dando al mismo tiempo una vocación dentro de otra vocación, si se puede expresar así. Grabamos unas canciones por tenerlas como recuerdo para nosotros. Nunca había pasado por mi mente nada más”. Sin embargo, ese remar, ese ir mar adentro, tuvo su fruto. “Aquello empezó a tener sentido para otra gente y, cuando nos quisimos dar cuenta, Ixcís se había convertido en una pequeña barca donde se habían sumado unos cuantos hombres y mujeres con la música y el Evangelio en la alforja como único equipaje. Locos de Dios. Y aquello se fue extendiendo”.

Hoy suman diez discos, desde aquel inicial ‘Uno como de tantos’ (1992) hasta el último, ‘Padrenuestro, un nuevo modo de ser’ (2019), que ofrecen siempre gratis. “Diez discos y cada uno con un fondo temático que le hace ser, como nos dicen, un minitratado teológico musical. Abrazando la noche se adentra en la noche oscura. En espíritu y en verdad, en la común vocación profética del cristiano. Confío, en la actitud de abandono y confianza en Dios… Después de cada disco nos quedamos en números rojos, pero nunca nos ha faltado la confirmación de que la gratuidad es el camino”.

En el altar de la vida

Y es que, como afirma Negre, “poner tus cinco panes y dos peces en el altar de la vida provoca en otros hacer lo mismo. De hecho, Ixcís vive el milagro de la gratuidad de Dios. Él no deja de ser providencia”. Como apunta el sacerdote al mirar la travesía de estos treinta años, “me quedo con tanto vivido entre los que formamos y hemos formado Ixcís. Somos una verdadera familia. Me quedo con los momentos de crisis y adversidad que nos han ayudado a tener incluso más claro que esta obra no es nuestra. Por nosotros ya hubiéramos sucumbido al desaliento”.

La obra es de Dios mismo: “Me quedo con los ratos de grabación, los miles de kilómetros de cháchara y cansancio por el Reino, las sonrisas, ojos y caras de la gente durante cada ‘comparciertoración’, los cientos de comunidades que nos han acogido como hogar y oasis y con la maravilla de un Dios que sigue sosteniendo a gente tan frágil y vulnerable como nosotros. Cuando Dios se empeña, no hay nada que hacer, ¡bueno sí!, como cantamos: queda dejarse hacer”

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