Los obispos españoles exigen a los Gobiernos español y marroquí el “esclarecimiento” de la muerte este viernes de, al menos 18 personas, en el lado marroquí de la valla de Melilla, además de otros tantos heridos entre migrantes y fuerzas de seguridad.
En pleno sábado, con una agilidad y contundencia a la que no acostumbraba el Episcopado con temas sociales, la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y la Movilidad Humana se pronunció a través de una nota sobre la tragedia vivida en la frontera española con Marruecos, solicitando que se tomen “las medidas oportunas para que no vuelva a suceder”.
“Lamentamos profundamente las pérdidas de vidas humanas y confiamos en el pronto restablecimiento de todas las personas heridas”, exponen los pastores que expresan su “solidaridad y cercanía” a los afectados. “No son ‘invasores’”, sentencian de forma categórica sobre los migrantes, instando a evitar “un uso partidista y demagógico del complejo desafío de las migraciones”.
En este sentido, explican que “solo son seres humanos que buscan llegar a Europa huyendo de guerras activas (57 en el mundo, 30 en África) y hambrunas, agravadas por las consecuencias de la guerra en Ucrania, la sequía y las plagas provocadas por el cambio climático”.
A partir de ahí, los obispos denuncian “la situación crítica y de miseria, en la que se encuentran miles de migrantes subsaharianos hacinados al otro lado de la frontera de España” y reclaman “la necesaria regulación de flujos migratorios” a través de “vías legales y seguras” y no desde la “externalización y militarización de las fronteras”.
Es más, aterrizan en criticar cómo “España carece de espacios o recursos donde emitir visados en muchos países africanos de donde proceden miles de migrantes susceptibles de solicitar protección internacional”. En paralelo, también llaman a “fomentar la colaboración al desarrollo con los países que sufren guerras, conflictos y hambrunas”.