No lo ha tenido fácil para sacar adelante su libro, pero Paula Merelo Romojaro se da por satisfecha si responde a su propósito inicial: “Ayudar a generar un cambio de conciencia” que contribuya a mejorar el trato dispensado a esos ‘Adultos vulnerados en la Iglesia’ (Ed. San Pablo) de los que toma su título. Mientras, recién nombrada miembro de la comisión de expertos que asesorará al Defensor de Pueblo para estudiar los abusos en la Iglesia española, confía en que los cambios emprendidos “calen de verdad en todos los estamentos y se hagan reales”.
- PODCAST: Testigos del Concilio Vaticano II
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PREGUNTA.- ¿Cómo está respondiendo la Iglesia a esos casos de abusos sexuales a adultos de los que se ocupa en su libro?
RESPUESTA.- Lamentablemente, hay todavía autoridades que siguen sin estar convencidas de que su lugar está al lado de las víctimas, sean quienes sean, y dudan de ellas pensando que ser mayor de edad significa consentir. Por eso, por ejemplo, la investigación de Cremades ni las va a incluir. Tal y como recojo en mi libro, las víctimas adultas que reúnen la valentía de denunciar reciben una respuesta muy poco satisfactoria y, generalmente, suele suponer una revictimización.
P.- ¿Ha tenido que sortear muchos obstáculos para abordar una cuestión tan sensible?
R.- El primero lo encontré cuando empezaba la investigación, ya que ninguna de las instituciones de Iglesia a las que pedí ayuda en la distribución de la encuesta quisieron hacerlo por ser un tema “muy delicado”. Después, ha habido personas que han mirado hacia otro lado tratando de silenciar el libro, pero en general estoy contenta con su recepción, y ojalá esté sirviendo a ese fin para el que lo pensé: ayudar a generar un cambio de conciencia que permita mejorar el trato a las víctimas adultas en la Iglesia. (…)
Clericalismo e inmadurez laical
P.- ¿Es el clericalismo uno de los rasgos que más propician una conducta abusiva?
R.- Ciertamente. Un clericalismo propiciado por ciertos sacerdotes que han entendido mal qué significa el orden sacerdotal y el servicio, colocándose por encima de los demás, pero también por algunos laicos que parecen preferir obedecer a madurar en su fe y asumir responsabilidades. El papa Francisco lleva tiempo luchando contra este clericalismo que, además, está favoreciendo que se mantenga el silencio y el encubrimiento de estos casos entre quienes tienen la autoridad para actuar, como si debieran lealtad a sus iguales ordenados.
P.- La Iglesia ha hecho un esfuerzo por cambiar de mentalidad, de actitud, incluso de discurso, respecto a los abusos. ¿Necesita algún cambio más?
R.- Necesita que los cambios calen de verdad en todos los estamentos y se hagan reales, perder el miedo y tomar las riendas con valentía en esa senda para caminar convencida de que nuestro lugar está al lado de las víctimas, porque así nos lo dice el Evangelio, y no empujada por la presión social. (…)