El asesinato de dos jesuitas en México evidenció la violencia en la Sierra Tarahumara

En entrevista para Vida Nueva, el vicario general de la diócesis de Tarahumara urge a comenzar el diálogo

El asesinato de dos jesuitas en México evidenció la violencia en la Sierra Tarahumara

El lamentable asesinato de los sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, por el crimen organizado el pasado 20 de junio en el templo de Cerocahui, Chihuahua “ha visibilizado la situación de violencia que vivimos en la Sierra Tarahumara“, así lo afirmó el padre Héctor Fernando Martínez, vicario general de la diócesis de Tarahumara, quien añadió que si en el resto del mundo se le ha dado la importancia a la diócesis de Tarahumara, “ojalá nos dé la importancia el gobierno del Estado”.



En entrevista para Vida Nueva, luego de concluir la Misa de exequias de los jesuitas asesinados -celebrada este 26 de junio en el templo del Sagrado Corazón de Jesús en Chihuahua- el padre Héctor Fernando Martínez fue interrogado sobre si el lamentable suceso de la muerte violenta de dos sacerdotes jesuitas y un guía de turistas en el templo de Cerocahui tiene que ser un punto de inflexión para la situación en México.

Al respecto no tiene ninguna duda: “Tiene que serlo, porque esto no está funcionando”, refiriéndose a la estrategia de seguridad seguida por las autoridades del país. Crítico de la situación actual de inseguridad que se padece en México, el padre Héctor tiene experiencias frente a ella: mientras era párroco de Creel, en el 2008, se sucedió la tragedia cuando el crimen organizado disparó contra un grupo de personas resultando trece jóvenes muertos, entra ellos un bebé de siete meses.

Aprender a dialogar

El también párroco de Sisoguichi apunta: “ante este evento tan lamentable es necesario volver a insistir en el diálogo. Dialogar entre las personas, entre las comunidades, y entre las comunidades y las autoridades”.

Agrega: “en ese sentido hemos solicitado como Iglesia un diálogo con la gobernadora Maru Campos, para mostrarle nuestra agenda social y pueda aplicarse en toda la Sierra Tarahumara, es una agenda social que implica temas educativos, de salud, de atención a los jóvenes y que permite ir restaurando el tejido social”.

vicario general de la diócesis de Tarahumara

Señala que dicha agenda fue mostrada aun antes de las elecciones de junio del año pasado y es ahora cuando la gobernadora ha intentado empatar las agendas. “Nos dijo entonces que a la brevedad lo íbamos a ver, ha pasado casi un año desde que asumió al gobierno y es necesario que esta brevedad se acelere“.

Además apunta el padre Héctor Martínez que es necesario aprender a dialogar. “los partidos políticos no saben dialogar, las iglesias no saben dialogar, en general no sabemos dialogar. Por ello es necesario aprender a dar esos pasos en el diálogo, como nos los enseñan los obispos en un documento que publicaron en enero pasado y nos dan la pauta para hacerlo”.

Escuchar al pueblo

Por ello, asienta que es necesario sentarse ya para comenzar ese diálogo que permita mejores condiciones para restablecer la paz en todo el territorio nacional. “Seguiremos todos en la sierra. Necesitamos sentarnos a dialogar y sobre esa base del diálogo realizar la política pública, eso es lo que hacen las democracias modernas. No son los proyectos de escritorio los que transforman la realidad, la transforma la organización comunitaria, y se gesta esto en las escuelas, en las iglesias, en las ligas deportivas…”.

Respecto al hecho concreto del asesinato de los jesuitas, señala que al presunto asesino “lo conocemos muchos. Yo lo conocí en Sisoguichi, en los retenes, en los partidos de beisbol. La impunidad permite que la toxicidad y el alcoholismo se puedan ejercer con el mínimo de conciencia. Deshumanizados como están pueden hacer cualquier cosa con las armas en las manos”. Reconoce el sacerdote diocesano que en el asesinato “no hay móvil, lo que pasó es que en su alucine sabrá Dios qué habrá pensado”.

Para concluir la entrevista con el padre Héctor se le preguntó: “¿qué le pediría al Presidente de México?”; a lo que él -pensando su respuesta y haciendo un silencio- contesto: “híjole. Quizá que deje de dar conferencias mañaneras y que se pasee más por el país y que escuchando al pueblo deje de escucharse a sí mismo“.

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