En sus palabras previas al ángelus, Francisco ha recordado que, como Santiago y Juan en el evangelio de hoy, “nosotros también a veces nos dejamos llevar por la ira”. “Nos sucede cuando, haciendo el bien, quizás con sacrificio, en vez de acogida encontramos una puerta cerrada”.
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“Jesús, en cambio, sigue otro camino”, ha señalado el Papa, “el de la decisión firme, que lejos de traducirse en dureza, implica calma, paciencia, longanimidad, sin por ello aflojar en lo más mínimo el compromiso de hacer el bien”.
No ser vengativo
Se trata, tal como ha señalado, de una forma de bien que, lejos de denotar “debilidad”, muestra “una gran fuerza interior”. “Enojarse en la oposición es fácil, es instintivo”, ha señalado Francisco. “Lo difícil, en cambio, es dominarse a sí mismo, actuando como Jesús que, como dice el Evangelio, se puso en camino”, lo cual significa que “cuando encontramos cierres, debemos volvernos a hacer el bien en otros lugares, sin recriminaciones. Así Jesús nos ayuda a ser personas serenas, felices por el bien realizado y que no buscan la aprobación humana”.
“A veces pensamos que nuestro fervor se debe a un sentido de justicia por una buena causa, pero en realidad la mayoría de las veces no es más que orgullo, unido a debilidad, susceptibilidad e impaciencia”, ha afirmado el Papa. “Así que pidamos a Jesús la fuerza para ser como él, para seguirlo con decisión firme. No ser vengativo e intolerante cuando surgen las dificultades, cuando nos gastamos por el bien y los demás no lo entienden”.