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Ortega expulsa de Nicaragua a las Misioneras de la Caridad

Silvio José Báez se solidariza con la congregación, que llevaba 40 años en el país: “Nada justifica privar a los pobres de atención caritativa”





En su deriva contra la Iglesia católica, el régimen de Daniel Ortega ha decretado la expulsión de Nicaragua de las Misioneras de la Caridad, la emblemática congregación fundada en la India por la Madre Teresa de Calcuta.



La medida se da dentro de una censura mucho más amplia, pues el Gobierno sandinista ha decidido el cierre “urgente” de hasta 101 entidades sociales, entre las que se incluyen las Misioneras de la Caridad.

Con los más vulnerables

La comunidad llevaba 40 años en Nicaragua, siempre acompañando a los colectivos más vulnerables de la sociedad. Por eso, resulta especialmente llamativo que el régimen de Ortega haya justificado su decisión al considerar que han incumplido, entre otras, la Ley Contra el Lavado de Activos, el Financiamiento al Terrorismo y el Financiamiento a la Proliferación de Armas de Destrucción Masiva.

Más allá de este llamativo enfoque legal, AICA, la agencia eclesial argentina, destaca que se atribuye a la congregación el hecho de que “no están acreditadas por el Ministerio de Familia para funcionar como guardería, centro de desarrollo infantil, hogar de niñas ni asilo de ancianos, y que tampoco tienen permiso del Ministerio de Educación para tareas de refuerzo de aprendizaje”.

Sus dirigentes, extranjeras

Además, el Ejecutivo no aprueba que las religiosas, según denuncian, “no reportaron activos fijos ni informaron de las actividades realizadas en la ciudad de Granada, además de que sus ingresos por donaciones no coinciden con los informes presentados”.

También se les achaca que “su Junta Directiva está integrada en exclusiva por personas extranjeras”, mientras que la legislación vigente desde hace dos meses “establece que solo pueden ser de fuera de Nicaragua el 25 % de los integrantes”.

Apoyo desde Miami

A través de sus redes sociales, Silvio José Báez, obispo auxiliar de Managua y quien lleva ya más de dos años en el exilio, en Miami, ha expresado su solidaridad con la comunidad: “Me da mucha tristeza que la dictadura de Nicaragua haya obligado a las Misioneras de la Caridad de Teresa de Calcuta a abandonar el país. Nada justifica privar a los pobres de atención caritativa. Soy testigo del servicio amoroso que prestaban las hermanas. Dios las bendiga”.

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