Desde que el pasado viernes una nueva tragedia humanitaria se cobrase la vida de más de 30 personas que trataban de cruzar la frontera de Melilla, Santiago Agrelo, arzobispo emérito de Tánger, no ha parado de denunciar y mostrar su horror por lo ocurrido. Él no lo va a olvidar como, presumiblemente, sí hagan muchos.
- PODCAST: Testigos del Concilio Vaticano II
- ¿Quieres recibir gratis por WhatsApp las mejores noticias de Vida Nueva? Pincha aquí
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
“¿Qué reacción?”, ha contestado al ser cuestionado por Noticias Obreras a cómo valora la reacción de la sociedad española ante la tragedia. “No existe esa reacción social”, ha aseverado. “Solo se puede hablar de grupos previamente sensibilizados sobre esta materia. La sociedad habrá olvidado esto más allá de una semana”. Asimismo, ha señalado que él “no juzga mal” a la sociedad en este sentido, sino que “el poder ha encontrado el modo, tiene los recursos, para acallar las conciencias”.
Poder y desinformación
“Lo ocurrido es lo que tenía que ocurrir, lo que las autoridades habían previsto que ocurriera, lo que habían decidido que ocurriera”, ha afirmado Agrelo. “Si así no fuese, no se hubiera golpeado a los heridos cuando ya estaban indefensos, no se hubiera amontonado con los cadáveres a los emigrantes heridos y a los maniatados”.
Para Agrelo, los Estados no podrían “matar impunemente si la desinformación no hubiera hecho de los emigrantes una amenaza para nuestra seguridad”. Una tarea, la de la desinformación, en la que “hemos colaborado todos: políticos, medios de comunicación, incluidos los eclesiásticos“.