“En nuestros tiempos turbulentos, es de gran importancia que judíos y cristianos se reúnan y trabajen cada vez más unidos”, este ha sido el mensaje fundamental que ha querido lanzar hoy el papa Francisco ante Comité Judío Internacional para Consultas Interreligiosas, y que ha transmitido a través del cardenal Kurt Koch, ya que no ha podido asistir al encuentro debido a un empeoramiento del dolor de su rodilla.
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Todo ello, tal como resalta el Papa en su mensaje, “para tratar de contrarrestar ciertas tendencias negativas en nuestras sociedades occidentales: la idolatría del yo y el dinero; individualismo exasperado; la cultura de la indiferencia y el derroche”
De esta manera, cristianos y judíos “estamos llamados a dar testimonio juntos del Dios de misericordia y justicia, que ama y cuida de las personas; y podemos hacer esto aprovechando la herencia espiritual que compartimos en parte y que tenemos la responsabilidad de preservar y profundizar”.
El valor del diálogo interreligioso
“Nuestras tradiciones religiosas nos piden que enfrentemos las discordias, las divergencias y los conflictos no de forma agresiva, sino sin prejuicios y con intenciones pacíficas, para encontrar puntos de convergencia aceptables para todos”, ha recordado, ya que “el odio y la violencia son incompatibles con nuestra fe en el ‘Dios misericordioso y compasivo, lento para la ira y rico en amor y fidelidad'”.
“Judíos y cristianos”, ha continuado, “estamos llamados a comportarnos de tal manera que nos asemejemos tanto como sea posible a nuestro Creador y Padre“. Algo que, sin embargo, “se vuelve muy difícil cuando somos sometidos a abusos y persecuciones, como ha sucedido muchas veces en la historia y lamentablemente también sucede hoy”. En este sentido, el Papa ha querido aprovechar esta oportunidad para reafirmar “el compromiso de la Iglesia católica en la lucha contra todas las formas de antisemitismo, especialmente a través de la acción preventiva, es decir, a nivel educativo, tanto en las familias, en las comunidades parroquiales y en las escuelas, como en las agregaciones de laicos”.
Por todo ello, Francisco ha resaltado que el diálogo interreligioso “es un signo de nuestro tiempo, un signo diría providencial, en el sentido de que es Dios mismo, en su sabio designio, quien suscita en los líderes religiosos y en muchas personas comunes el deseo de encontrarse y llegar a conocerse respetando las diferencias religiosas”, así como “una vía principal para hacer crecer la fraternidad y la paz en el mundo”. Y es que “solo fortaleciendo el diálogo podemos resistir el extremismo, que lamentablemente es una patología que también puede manifestarse en las religiones”.
