La Conferencia Española de Religiosos (CONFER) da un paso más en su lucha contra la lacra de los abusos sexuales a menores y con la aprobación y publicación de su ‘Política marco de protección y actuación’. Se trata de un documento de 60 páginas, pionero en fondo y forma, que se ha elaborado con el asesoramiento de Holistic, el servicio especializado de la Universidad Pontificia Comillas en detección y prevención de abusos.
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Desde CONFER, exponen con contundencia que este plan de acción responde a “un imperativo de derechos humanos que obliga a proteger a los niños y personas vulnerables frente a la violencia”, pero también “a un mandato legislativo internacional, estatal y canónico”.
Trato individualizado
Y es que, el exhaustivo manual establece un protocolo pautado para que la intervención ante cualquier tipo de caso que aparezca en una congregación sea “inmediata, ajustada a las leyes civiles y canónicas, y tratando de forma individualizada tanto a quien denuncia y a su familia, como al denunciado y a su entorno”.
También aterriza en cuestiones espinosas sobre cómo deben actuar los institutos de vida consagrada con los victimarios, desde el momento de la denuncia, pero también a posteriori en un posible proceso de rehabilitación, así como en relación a sus futuras actividades “evitando un contacto habitual con niños”.
Criterios de contrato
También se detiene en la necesidad de promover acciones para evitar que se vuelvan a repetir casos a futuro, tales como códigos de conducta y pautas para los criterios de selección y formación de quienes trabajan en espacios religiosos. De hecho, se incluye hasta una plantilla modelo de responsabilidad personal que deberían firmar los trabajadores de las congregaciones, rechazando cualquier tipo de abuso y comprometiéndose a recibir formación y seguir el protocolo establecido por la entidad.
Tal y como informa CONFER, se trata de “una guía práctica para los Institutos religiosos, sus miembros, y los laicos o sacerdotes vinculados a las actividades de los mismos como colaboradores, trabajadores o voluntarios”. En ese sentido, el manual se convertiría en un punto de partida para que las congregaciones lo aterricen a su realidad concreta. De hecho, se incluye una propuesta de manual de buen trato en el que se prohíben desde “insultos, motes y sobrenombres” a novatadas, hasta “las relaciones personales con un menor o adulto vulnerable, justificadas en una supuesta amistad personal”.
De la misma manera, se vetan “los contactos físicos inapropiados, es decir, que invadan la intimidad de los menores y adultos vulnerables o faltan al respeto debido a su propio cuerpo”, así como mantener ante ellos “una conducta erótica, exhibicionista o sexualmente provocadora y contraria al pudor o que implique contacto físico íntimo, besarse o desnudarse”.
Reparar el daño
Aunque al finalizar la rueda de prensa de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal, el secretario general Luis Argüello, anunció la creación de un protocolo común para diócesis y congregaciones, lo cierto es que CONFER se adelanta a los obispos con este minucioso documento.
Esta política marco insta a la vida consagrada a trabajar con cuatro objetivos: prevenir el abuso sexual a los menores y adultos vulnerables dentro de los Institutos, protocolizar el modo de actuación desde la detección a la denuncia, reparar el daño causado y así como trabajar con el victimario en su rehabilitación y futuras actividades.
Al paso, desde CONFER también se llama a las órdenes y congregaciones a no afrontar únicamente la lacra de la pederastia, sino a “adoptar política destinada también a desterrar otro tipo de comportamientos violentos tales como el maltrato físico, psicológico o emocional, los castigos físicos, humillantes o denigrantes, el descuido o trato negligente o las amenazas, injurias y calumnias”.