En una entrevista con el canal Vix de ‘Noticias Univision 24/7’, afirma que “por el momento” no tiene intención de dimitir y reconoce que hay que regular la figura del Papa emérito
El papa Francisco “por el momento” no tiene intención de dejar el pontificado, pero si en algún momento siente “que el Señor le pide” que renuncie, no se quedará a vivir en el Vaticano. “Ni loco”, comentó Jorge Mario Bergoglio en una entrevista con el canal Vix de ‘Noticias Univision 24/7’. Tampoco volvería a su patria, Argentina, sino que se quedaría en Roma, “puede ser” que en la basílica de san Juan de Letrán, donde le gustaría retomar el apostolado que tenía previsto desarrollar en Buenos Aires cuando pasase a ser arzobispo emérito: confesar y visitar a los enfermos. Aquellos planes saltaron por los aires con su elección como Papa hace ya más de 9 años.
“Estar al servicio de la gente donde se pueda. Eso pensaba en Buenos Aires”, comentó el Pontífice en su entrevista con las periodistas mexicanas María Antonieta Collins y Valentina Alazraki. Ese es “el esquema” que le gustaría repetir si “sobrevive a la renuncia, porque puedo morirme antes” o también “acabar con las neuronas fuera de sitio”. En ese caso lo mejor sería “no hacer nada” y quedarme quietito”. Francisco dejó claro que seguirá el ejemplo de Benedicto XVI si ve “que no puedo, que hago daño o que soy un estorbo”.
Al ser preguntado por Alazraki, decana de los vaticanistas, sobre la necesidad de regular la figura del Papa emérito, Bergoglio reconoció que “la misma historia va a obligar a explicitar más las cosas”. No obstante, la “primera experiencia” de convivencia entre dos Papas, con Francisco y Benedicto XVI, “salió bastante bien” gracias a que Joseph Ratzinger es “un hombre santo y discreto y lo supo hacer bien”. De cara al futuro, no obstante, habrá que “delimitar más” los papeles, aunque Benedicto XVI “lo hizo de diez, una maravilla”.
Francisco no escondió que se siente más cercano al ejemplo que ofreció su inmediato predecesor con la renuncia que al de san Juan Pablo II, que consideró que no había que bajarse de la cruz. “No puedo ser objetivo porque siento una gran simpatía por el Papa Benedicto”, contó, asegurando que “sostiene a la Iglesia con su bondad y su retiro”. El anterior Pontífice “está quietito orando y todavía estudia”. Francisco va a verle en las fechas importantes o cuando hay algún consistorio y le presenta a los nuevos cardenales. Entonces Ratzinger le recibe “sonriendo y con sus ojos brillantes”. Habla “muy bajito y no es fácil entenderlo”, por lo para saber bien lo que dice necesita la ayuda de su secretario personal, el arzobispo Georg Gänswein.
En la entrevista con Vix, Francisco denunció una vez más que el mundo vive una Tercera Guerra Mundial “a pedacitos”, marcada por conflictos “salvajes de destrucción”, entre los que citó los de Yemen, Siria o ahora Ucrania. Arremetió también contra la fabricación de armas y, en particular, contra los arsenales nucleares, cuyo uso y posesión resulta a su juicio “inmoral” porque “no podemos jugar con la muerte a la mano”.