México

Las familias heridas son prioridad para México tras el X Encuentro Mundial de las Familias

En entrevista para Vida Nueva, el obispo auxiliar de Monterrey, Alfonso G. Miranda, da a conocer los retos para México tras el encuentro celebrado recientemente en Roma





Luego del X Encuentro Mundial de las Familias, la Dimensión Familia de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) tiene aún más claras sus prioridades pastorales: la atención a las familias frágiles, así como a los que están solos, abandonados o viven en situación de refugiados.



Esto es algo de lo que pidió el papa Francisco a los participantes del encuentro celebrado en Roma, del 22 al 25 de junio pasado, y de lo que habla para Vida Nueva el responsable de la Dimensión Episcopal de Familia y obispo auxiliar de Monterrey, Alfonso Miranda Guardiola.

“Fuimos a aportar lo que somos”

Al X Encuentro Mundial de las Familias asistió una delegación mexicana integrada por 40 personas, entre ellas tres obispos, tres jóvenes y una niña, pertenecientes a movimientos familiares.

En primer lugar, el obispo Miranda, quien fuera secretario general de la CEM, calificó la presencia de los católicos mexicanos como algo muy importante, pues “fuimos a aportar lo que somos, nuestra esencia mexicana y nuestra fe… llevamos la alegría y algarabía de los mexicanos: las banderas mexicanas y el estandarte de la Virgen de Guadalupe“.

Explicó que el encuentro se realizó en un contexto internacional con familias de diferentes partes del mundo que llegaron a Roma, “con igual dignidad de hijos de Dios, de cristianos, de católicos, de ciudadanos, tanto de las familias mexicanas, como las de los países más desarrollados o menos desarrollados”.

De las familias mexicanas, en particular, destacó su carisma, la unidad y la fuerza, pero sobre todo, el amor que tienen a la Virgen de Guadalupe.

Una mejor formación para los matrimonios

Al referirse a los puntos más importantes en los que el papa Francisco pidió a los participantes trabajar, fue en la aplicación del ‘Itinerario catecumenal para la vida matrimonial’, publicado el 15 de junio del presente año.

“El Papa también nos dio palabras de aliento en el inicio, cuando nos hablaba de que es necesario partir de la familia en la situación en que se encuentra, en su cotidianidad, no esperar cosas ideales de las familias para estar con ellas, sino partir de su realidad concreta y aprender a caminar juntos como esposos, hijos, familia, como Iglesia, con otras familias”, añadió Miranda.

Y concluyó: el Papa nos pidió ser los buenos samaritanos que atienden a las familias heridas y se acerca a ellas, “las acompaña con compasión o ternura, con caridad, con cariño y las carga sobre sus hombros, las lleva a sanar, a alimentarse, a tomar agua para que den ‘un paso más’ por pequeño que este sea”.

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