México

Cardenal Arizmendi: la oración es necesaria, pero no basta para un México en paz

El obispo emérito de San Cristóbal de las Casas destacó la “fuerza extraordinaria” que recibe la Iglesia católica con la oración, pero también enlistó una serie de acciones que podrían abonar a la construcción de la paz





La Iglesia en México ha convocado para que en lo que resta del mes de julio se siga orando por la paz en todas las parroquias del país. El domingo pasado, en las eucaristías se elevó una oración especial por los sacerdotes, religiosos y religiosas asesinados, y el próximo 31 de julio se pedirá por la conversión de los criminales.



En este contexto, el cardenal Felipe Arizmendi, obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, se refirió en su artículo semanal a esta iniciativa de la Conferencia del Episcopado Mexicano, pero aseguró que si bien la oración es necesaria, no basta para alcanzar la paz que el país quiere.

“Sin disminuir la importancia y la necesidad de la oración –apuntó– es cierto que no basta rezar. Por ejemplo, pedimos a Dios el pan de cada día, pero quien no trabaja para conseguirlo, no tiene derecho a comer”.

Y continuó: “Dios nos dio manos y pies, inteligencia y creatividad para derrotar la enfermedad, los males y los desórdenes, las guerras y violencias, y no podemos esperar que Él haga todo. Para eso nos puso en este mundo. No somos títeres o estatuas, que contemplan pasivamente el devenir del mundo, sino gestores de nuestra historia, con la ayuda de Dios“, afirmó.

La fuerza extraordinaria de la oración

Sin embargo, también rechazó las críticas que ha tenido la Iglesia mexicana en el sentido de que “las oraciones para nada sirven”. En este tenor, el cardenal Arizmendi señaló que para quienes creen en el amor omnipotente y en la justicia de Dios, la oración tiene una fuerza extraordinaria.

“Nuestra confianza está en el Señor, porque nos enfrentamos a poderes muy fuertes, a grupos con armas muy destructivas, a líderes de organizaciones criminales empecinados en enriquecerse a como dé lugar, sin importarles vidas ni instituciones”.

Aseguró que el poder del crimen es enorme y algunos líderes políticos no tienen más que sujetarse a sus imposiciones, si quieren figurar en puestos públicos, pero la Iglesia cuenta con la experiencia de la gran fuerza que le viene de lo alto, “para no doblegarse ante amenazas, temores y desconsuelos. Ni la muerte tiene dominio absoluto, pues en Cristo ha sido derrotada“.

Oraciones y acciones para construir la paz

Sin dejar de lado la oración –concluyó el cardenal mexicano– la Iglesia ha promovido diversas actividades para ayudar a reconstruir la paz, como procesiones y marchas, declaraciones y variadas iniciativas, e incluso, hablar con las autoridades.

Pero hay algo más que todos podemos hacer –añadió–: “educar a los hijos a no pelear, sino a compartir; educar a los escolares en la no violencia entre sí; promover en los jóvenes el amor al estudio, formación de su conciencia en la fraternidad y solidaridad, no en la competencia y en los pleitos, y que tengan oportunidades de trabajo”.

También llamó a los medios informativos a equilibrar más sus noticias, no dando tanto tiempo a las notas rojas, sino también resaltando acciones positivas que hay en la sociedad.

Y “sobre todo, protejamos la familia y que se haga todo lo posible por preservar su unidad e indisolubilidad; que no haya violencia intrafamiliar ni feminicidios. Aquí está la base de una sociedad armonizada y en paz”.

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