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Pontificia Comisión para América Latina: “El Celam es clave para la renovación y reforma de la Iglesia”

Al participar en la Asamblea Extraordinaria del organismo, Rodrigo Guerra aseguró que el desafío de ese organismo es facilitar el protagonismo de las conferencias episcopales





El Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam) es parte importante de la renovación y reforma de la Iglesia universal; además tiene el gran desafío de servir a las conferencias episcopales, no tanto dictándoles qué hacer, sino facilitando su propio protagonismo.



Al participar en la Asamblea Extraordinaria del Celam que se lleva a cabo en Colombia,del 12 al 14 de julio, Rodrigo Guerra López, secretario de la Pontificia Comisión para América Latina, a nombre del cardenal Marc Ouellet, presidente de dicha comisión, resaltó que el Celam “madura y da nuevos pasos al servicio de la Iglesia de América Latina y el Caribe”.

En su mensaje, el doctor Guerra refirió que si bien el Celam goza de una nueva sede y de un gran horizonte de servicio, en momentos particularmente delicados en la historia regional y del mundo, la maduración de este organismo radica principalmente en la propia conversión personal y pastoral, “en la docilidad que tengamos a la gracia que irrumpe inmerecidamente, en la maduración de nuestra conciencia eclesial y de nuestra disponibilidad a vivir, aún heroicamente, un camino de seguimiento radical a Jesucristo”.

Hacia procesos sinodales, máximamente inclusivos

Explicó que esa maduración será “fermento saludable no sólo para que el Celam continúe sirviendo a la colegialidad episcopal, sino, muy particularmente, a la sinodalidad, es decir, a la dimensión dinámica de la comunión, que permite que el Pueblo de Dios se ponga en movimiento, como ‘Iglesia en salida’, orientado radicalmente a la misión”.

Para el secretario de la Pontificia Comisión para América Latina, este servicio no es fácil y requiere de gran sabiduría, humildad y paciencia; “ahora en un contexto más sinodal y participativo, es preciso que todos los obispos en América Latina, todos los agentes de pastoral y todos los fieles en general, redescubramos la belleza y la especificidad del servicio que el Celam ha prestado y presta al interior de la vida de la Iglesia y en la sociedad”.

Rodrigo Guerra manifestó que este Consejo Episcopal, con toda seguridad ayudará “a que nuestra Iglesia sea un signo cada vez más vivo y elocuente de la nueva fraternidad que es preciso construir” en la región latinoamericana y caribeña “desde su propia naturaleza, en fidelidad a su historia, y promoviendo con especial esmero auténticos procesos sinodales, máximamente inclusivos”.

Caminar, aprender y madurar juntos

En ese sentido, detalló que sinodalidad eclesial y fraternidad en la vida social, son como un binomio que debemos aprender a mantener “para que la buena noticia del evangelio nutra los procesos de sanación de las graves heridas que afligen a nuestros pueblos, y que hoy parecen ampliarse gracias a la excesiva polarización política, la inequidad en la distribución de la riqueza, el desprecio al medio ambiente, la migración forzada y la violencia”.

Finalmente deseó que la Virgen María de Guadalupe, “‘madre del verdaderísimo Dios por quien se vive’, permita que en esta Asamblea Extraordinaria, y en todo el caminar del Celam hacia los jubileos de 2031 y 2033, exista una renovada pasión por vivir al estilo de Jesús, en comunión y sinodalidad permanentes, siguiendo las huellas del humilde san Juan Diego. Huellas que son de liberación integral de las personas y de nuestros pueblos, que tanto necesitan hoy re-encontrarse con un Dios hermano y amigo, que nos reconcilie, y nos dignifique a todos”.

De igual modo les recordó: “en la Pontificia Comisión para América Latina estamos a sus órdenes. El Papa ha querido definir nuestra comisión como una diaconía eclesial y como un signo del afecto y de servicio pontificio por la región latinoamericana y caribeña, llamado a ayudar a una más plena comunión y a una más intensa sinodalidad”.

“Quiera Dios, que en este nuevo momento eclesial, todos podamos caminar juntos, aprender juntos y madurar juntos, como hermanos“, concluyó el doctor Guerra.

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