El pasado 25 de julio, el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos (HHS, por sus siglas en inglés) dio a conocer nuevas propuestas a sus regulaciones que implementan la Sección 1557 de la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio.
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Con dichas modificaciones se obligaría a los trabajadores de la salud a realizar abortos y procedimientos de transición de género, lo que requeriría que los emisores de seguros médicos los cubran, entre otras cosas.
A ese respecto se pronunciaron el arzobispo de Baltimore, William Lori, en su calidad de presidente del Comité de Actividades Pro-Vida de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB); el arzobispo de Oklahoma, Paul Coakley, como presidente del Comité de Justicia Nacional y Desarrollo Humano; el arzobispo Salvatore Cordileone, de San Francisco, quien es presidente del Comité de Laicos, Matrimonio, Vida Familiar y Juventud; y el cardenal Timothy Dolan, de Nueva York, presidente del Comité de Libertad Religiosa.
Los prelados manifestaron su preocupación porque hoy en día, las diversas agencias y ministerios de servicios sociales de la Iglesia Católica equivalen, en su conjunto, al proveedor de atención médica sin fines de lucro más grande del país. “Hacemos esta obra en cumplimiento del mandato directo de Jesucristo y en imitación de su ministerio divino aquí en la Tierra”.
Una violación de la libertad religiosa
Asimismo, los obispos dijeron oponerse a “los procedimientos perjudiciales, no a los pacientes”, pues señalaron: “los ministerios católicos de atención médica atienden a todos, sin importar su raza, sexo, sistema de creencias o cualquier otra característica. Se brindará la misma excelente atención en un hospital católico a todos los pacientes, incluidos los que se identifican como transgénero, ya sea por un hueso roto o por cáncer, pero no podemos hacer lo que nuestra fe prohíbe“.
Sin embargo -advirtieron– las regulaciones propuestas por el HHS “amenazan nuestra capacidad para llevar a cabo nuestros ministerios de sanidad y la de otros para practicar la medicina. Obligan a los trabajadores de la salud a realizar cirugías que alteran la vida para extirpar partes del cuerpo perfectamente sanas”.
También consideraron que las garantías de que el HHS respetará las leyes de libertad religiosa ofrecen poco consuelo cuando el mismo HHS está luchando activamente contra los fallos judiciales que le acusaron de haber violado leyes de libertad religiosa la última vez que intentaron imponer este mandato. “Esto es una violación de la libertad religiosa y una mala medicina“.
Recordaron que en las regulaciones propuestas además se está considerando obligar a los trabajadores de la salud a realizar abortos en contra de su voluntad o perder sus trabajos, por lo que “hacemos un llamado al HHS para que rechace explícitamente cualquier intención de este tipo”.
“Continuaremos revisando estas regulaciones propuestas y presentaremos comentarios más completos en el momento apropiado”, concluyeron los obispos.