Gracias a las donaciones, sacerdotes y religiosas pueden paliar la escasez de alimentos, productos básicos de higiene y medicinas de los desplazados
Ayuda a la Iglesia Necesitada ha enviado más de 5 millones de euros a Ucrania desde el inicio de la invasión rusa, para apoyar a la Iglesia católica en su esfuerzo por permanecer al lado de su pueblo.
Además de las primeras ayudas de emergencia inmediata, en los últimos tres meses, de mayo a julio, la fundación pontificia ha destinado 2,5 millones de euros más. Con la aprobación durante el mes de julio de 34 nuevos proyectos para ayudar a la Iglesia en Ucrania, la ayuda ha llegado a los 5 millones de euros en 2022.
“Las peores consecuencias de la guerra no serán inmediatas: las secuelas psicológicas, espirituales, físicas y humanitarias, se sentirán más tarde”, ha expresado Thomas Heine-Geldern, presidente ejecutivo de ACN Internacional. “Sólo Dios puede sanar las heridas más profundas, pero nosotros tratamos de cubrir las necesidades más inminentes y apoyar a la Iglesia local para que pueda permanecer en su puesto”.
Asimismo, ha explicado que “gracias a la ayuda de los benefactores de Ayuda a la Iglesia Necesitada, sacerdotes y religiosas pueden paliar la escasez de alimentos, productos básicos de higiene y medicinas de los muchos desplazados internos; además de brindar apoyo psicológico y espiritual a quienes están traumatizados por la pérdida de familiares y hogar”.
“Estamos en contacto diario con muchas personas de todo el país”, agrega Magda Kaczmarek, encargada de proyectos de la fundación para Ucrania desde hace 14 años. “De esta manera identificamos los proyectos que la Iglesia local considera prioritarios y somos flexibles mes a mes en nuestra ayuda”.
“El dolor es inmenso”, señala Kaczmarek, tras su reciente viaje a Ucrania. “Ha sido una experiencia muy emotiva. Nos encontramos con refugiados que sólo lloraban. Era importante simplemente abrazarlos. Pero también hemos visto refugiados que estaban completamente mudos. Recuerdo a un joven, de unos 30 años, que, según me contaron, no ha dicho una palabra desde el comienzo de la guerra”.
“La Iglesia es el ancla que sostiene el barco en la marea”, dice Kaczmarek. “La gran preocupación y miedo de todos es la llegada del invierno. Pero ahora tienen miedo de que a finales de agosto la escasez de alimentos y combustibles se agrave todavía más”, explica.
La fundación ha entregado más de 5 millones de euros en ayudas aprobadas en varias fases. Los proyectos realizados durante los primeros cinco meses de guerra incluyen:
“Las iglesias literalmente han abierto sus puertas a todos y reciben a miles de desplazados internos en todas las diócesis, pero esto también es un desafío financiero. La mayor carga para las instituciones eclesiásticas en Ucrania es actualmente los gastos corrientes como electricidad, agua, calefacción, etc.”, explica Kaczmarek. “En estos cinco meses hemos ayudado mucho y seguiremos haciéndolo. Necesitamos llevar esperanza a la gente”, concluye.