Este año, la Iglesia en Chile vuelve a celebrar el Mes de la Solidaridad durante agosto, ahora con algunas actividades permitidas por las limitaciones sanitarias. El 18 de este mes es el aniversario de la muerte de Alberto Hurtado, sj, ocurrida en 1952, hace 70 años, y canonizado en 2005; además, la Declaración del Milenio de la ONU estableció que el 31 de agosto como Día Internacional de la Solidaridad, valor esencial para las relaciones internacionales. Motivos para concentrar los llamados a fortalecer la práctica solidaria.
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Multiplicando solidaridad
Cáritas Chile lo hace a través de su campaña ‘Multiplicando solidaridad’ dirigida a motivar el apoyo con donaciones en dinero y especies para 27 programas en desarrollo en varias diócesis del país. Invitan a entrar a la página web en la que se puede elegir alguna de esas iniciativas para dirigir a ella la donación.
Por su parte, la campaña de la Fundación Padre Hurtado plantea “¿Podemos estar tranquilos?: Un compromiso con Chile” con la que se hacen cargo de deudas aún pendientes y dolores que mitigar en el país. La campaña busca interpelar a todos los ciudadanos y ciudadanas que durante el mes de agosto se conecten con mayor fuerza con aquellas urgencias que vio Alberto Hurtado hace más de 70 años en áreas como educación, el Estado, la Iglesia y el trabajo, aún no plenamente resueltas y que hoy no nos pueden dejar tranquilos, afirman.
Apoyo a inmigrantes
Otro sector social gravemente afectado por la pandemia y la crisis económica actual, lo constituyen los inmigrantes. El Instituto Católico Chileno de Migración (INCAMI) en colaboración con la Comisión Pastoral de Atención al Migrante de la Arquidiócesis de La Serena pusieron en marcha el Operativo de Asistencia Legal para Migrantes en varios sectores de La Serena y Coquimbo, atendiendo más de 500 personas.
Ese operativo incluyó capacitación sobre la ‘Implementación de la nueva ley de Migraciones’, dictada por funcionarios del Servicio Nacional de Migraciones de la Región de Coquimbo, dirigida a todas las personas que trabajan con migrantes y refugiados en la zona, con la colaboración de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Como estas, diversas actividades que responden a prioridades y necesidades locales van siendo destacadas para motivar la solidaridad, buscando consolidar compromisos permanentes que permitan sostener las actividades en marcha o para responder a nuevas demandas.
Alberto Hurtado
El ejemplo de Alberto Hurtado sigue siendo un potente factor motivacional para la solidaridad más allá del alcance de la iglesia en Chile. “El padre Hurtado”, como se le conoce en Chile, nació en enero de 1901 y murió en agosto de 1952.
En mayo de ese año había sufrido un infarto pulmonar, siendo internado en el hospital clínico de la Universidad Católica donde le diagnosticaron cáncer de páncreas. Murió escasos meses después.
En 1923 se había titulado de abogado en la Pontificia Universidad Católica de Chile y ese mismo año ingresó a la Compañía de Jesús. Además de Chile, estudió en Argentina, España, Alemania y Bélgica, siendo ordenado sacerdote en Lovaina en agosto de 1933. Doctorado en Sicología y Educación, regresó a Chile en 1936 dedicándose a trabajar con jóvenes y a hacer clases en el Colegio San Ignacio y en la Universidad Católica. Pronto su sensibilidad social fue impactada por niños que vivían en las calles y bajo los puentes del río Mapocho. Así nació el Hogar de Cristo para acogerlos, ampliándose luego a adultos, ancianos y muchos otros programas de ayuda a quienes viven en extrema necesidad.
El actual San Alberto Hurtado fue un hombre profundamente espiritual, infatigable en su trabajo con los jóvenes y obreros, y versátil escritor. Fundó la Asociación Sindical chilena para formar líderes gremiales, en 1940 escribió “¿Es Chile un país católico?” cuyo análisis sociológico de la Iglesia en Chile sacudió la conciencia de los católicos chilenos, creó la revista Mensaje para difundir el pensamiento social de la Iglesia, vigente aún. “Dar hasta que duela”, es quizás la frase suya que mejor lo define.