Cada mañana, María Tarruella entra en presencia de Dios para comenzar su día. Lo hace también antes de hablar de algo importante, y de contestar las preguntas de esta entrevista. Sabe que no es ella quien habla, sino el Espíritu Santo quien guía su palabra, su obra… y su mano. Por eso, cada mañana acude a misa: la artista, pintora de arte abstracto, busca convertirse “en un pincel utilizado por Dios para ayudar a otras personas”.
- A FONDO: A Dios por el arte
- EDITORIAL: Apostar por el Dios creador
- OPINIÓN: De la curiosidad a la comunión
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Por eso, junto al escultor Javier Viver, al músico Ignacio Yepes y al arquitecto Benjamín Cano, puso en marcha la Fundación Vía del arte, una de cuyas principales iniciativas es el Observatorio de lo Invisible.
PREGUNTA.- ¿Qué significa “observar lo invisible”?
RESPUESTA.- Es sacar lo que llevas dentro, pero con delicadeza, buscando algo que quizás has estado escondiendo, o a lo que no has tenido la oportunidad de darle salida. Es dar voz a los silencios que llevas dentro.
P.- ¿Cómo se hace visible lo invisible a través del arte?
R.- El arte es el mejor instrumento para ello: es una vía privilegiada para profundizar y hacer tangible lo que cada uno lleva dentro. Es una forma de expresión genuina a través de la música, la pintura, la escultura… muchas veces sin ser consciente. En mi caso, mis pinturas son oraciones.
P.- Para llegar al arte, ¿conocimiento o emoción?
R.- Una mezcla. Conocimiento y emoción son como cuerpo y alma, tienen que ir unidos. Igual que somos alma envuelta en carne y todo lo que haga el alma tiene que estar en unidad con el cuerpo, todo lo que conozca debe estar en unidad con la emoción, y viceversa.
Plan de actuación
P.- ¿Cuál es el valor de la contemplación en su proceso de creación artística?
R.- Es fundamental. Si no haces silencio, no puedes escuchar la voz que llevas dentro. Y si no visitas a Dios a través de la contemplación para que participe en tu obra, te inspire, te acompañe o te lidere y te abra los caminos, no avanzas. Yo, por ejemplo, necesito ir a misa todas las mañanas, pero porque ahí es donde me chiva Dios cómo tengo que trabajar. Me da el plan de actuación del día. Es como el que se reúne en una oficina a primera hora para detallar el plan del día: yo me reúno con el Señor en silencio, me pongo a su disposición y a su servicio. Es muy importante la contemplación y hacer silencio para escuchar la voz interior que te va guiando.