El legado pontificio presidió la eucaristía con la que se clausuró el encuentro juvenil del Año Santo Compostelano y que se repetirá en 2027
Una misa en el Monte del Gozo ha puesto el punto y final a la Peregrinación Europea de Jóvenes, la PEJ 2022. Una celebración que mira a la próxima celebración de la JMJ dentro de doce meses en Lisboa. No parece casualidad que el papa Francisco haya elegido para presidir esta eucaristía, como legado pontificio, al cardenal portugués Antonio Marto, obispo emérito de la diócesis de Leiria-Fátima. En la eucaristía, con las oraciones y lecturas de la solemnidad del apóstol Santiago, se emplearon la sede, el ambón, el altar y los candelabros elaborados para la misa presidida por Benedicto XVI en la plaza del Obradorio el 6 de noviembre de 2010. También se han expuesto la Cruz y el icono de la Virgen de las JMJ.
Ante los 12.000 participantes en la PEJ ataviados con camisetas amarillas, el cardenal invitó a los jóvenes a acompartir con los demás sus vivencias especialmente “el testimonio de vida nueva con Jesucristo, de la fraternidad y de la alegría del evangelio”. “Con o sin la resurrección de Jesús, nuestra fe se mantiene o cae”, señaló el purpurado que destacó que “en el contexto actual es necesario volver a este primer anuncio con la misma frescura, entusiasmo y valentía de los apóstoles”.
Para Martos, sobre la Resurrección “corremos el riesgo de reducirlo a un admirable fenómeno del pasado, que cada año se aleja más de nosotros; o a un mero asentimiento a una verdad teórica del ‘credo’, pero que no toca el corazón y la vida; o incluso a algo futuro relativo al último día, al día definitivo en la eternidad”. Por ello reiteró que “sin la resurrección, Jesús sería sólo un personaje del pasado, que dijo e hizo cosas buenas, bellas y maravillosas como nadie; el cual nos dejó una maravillosa doctrina y ejemplo, reglas de buena conducta y nada más. Simplemente un gran héroe para ser recordado y admirado en la galería de un museo”. “Cristo, nuestra esperanza, está vivo y es la juventud más hermosa de este mundo”, reiteró citando al papa Francisco, ya que, añadió, “más allá de la vida que se ve, está la belleza de la vida nueva con Cristo”.
A partir de esta experiencia, invitó a los jóvenes a ser “testigos de la fraternidad universal” ya que, destaco, en el evangelio “Jesús propone una nueva forma de relacionarse entre nosotros, basada en la lógica del amor y el servicio”. “Es una auténtica revolución frente a los criterios humanos de egoísmo y ambición de poder y dominación: la revolución de la fraternidad que parte del amor fraterno para englobar la cultura del cuidado mutuo, la cultura del encuentro que tiende puentes, derriba muros de división y acorta distancias entre personas, culturas y pueblos”, reclamó el delegado pontificio quien propuso el ejemplo de san Carlos de Foucauld, el llamado “hermano universal” como recuerda el papa Francisco en ‘Fratelli tutti’. “El cultivo de la amabilidad crea fraternidad, amistad social, solidaridad y las nutre en el día a día”, reiteró Martos.
Finalmente, pidió a los jóvenes ser “testigos de la alegría del evangelio”. Una alegría que, destacó, “no es la alegría de la sonrisa artificial hecha para publicitar un producto o un efecto de maquillaje para parecer más bello o amable. Es una alegría que llena el corazón y brota de él: la alegría del evangelio, del encuentro y de la amistad con Jesús Resucitado, de la vida nueva, de la fraternidad, del servicio a los demás, del compartir, de la paz”. “Ciertamente, muchos dirán: si la fe no es motivo de alegría, entonces es mejor no tener fe. Sí, el anuncio del evangelio se hace con una sonrisa y no con tristeza”, reiteró citando la experiencia de san Francisco de Asís y san Felipe Neri.
“Levántate”, concluyó el cardenal Marto, es la expresión que “dice Jesús hoy y ahora a cada uno de nosotros”. Y citando al Papa, añadió “‘levántate’ significa ‘despierta’ (a la vida), sueña, arriésgate, comprométete a cambiar el mundo, reaviva tus deseos, contempla el cielo, las estrellas, el mundo que te rodea. ¡Levántate y vuélvete quién eres!” Por ello interpeló a los jóvenes diciendo que “cada uno de vosotros puede responder a esta palabra de Jesús y comprometerse de todo corazón en la construcción de un mundo más verdadero y más hermoso para todos; donde todos somos hermanos en la fe y en la vida; donde nadie se salva solo; donde nadie queda atrás, olvidado, ignorado, abandonado; donde la paz prevalece sobre la guerra; donde la vida brota y es respetada de manera absoluta desde la concepción hasta la muerte; donde la Casa Común es realmente un lugar hermoso para todos. Cada uno, desde su corazón, responda si está dispuesto a seguir el camino…”, sentenció.
El arzobispo de Santiago de Compostela, Julián Barrio, tuvo unas palabras a final de la eucaristía invitando a los peregrinos a cuidar la peregrinación de vuelta a la realidad calzando las “sandalias de la esperanza”. Y con esto termina la PEJ 2022. Ahora la mirada ya está puesta en la siguiente edición que –pandemias mediante– sería en 2027.