“¿Seremos capaces de que en esta gran ciudad, con historia, contemporaneidad y modernidad, el humanismo cristiano esté presente?”. Es el interrogante que lanzó este mediodía el cardenal Carlos Osoro, en la misa con motivo de la fiesta de la Virgen de la Paloma, la patrona oficiosa de Madrid.
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Desde la parroquia castiza, el arzobispo se dirigió a los madrileños, acompañado del alcalde de la capital José Luis Martínez-Almeida y la presidenta autonómica Isabel Díaz Ayuso. Como es tradicional, al finalizar la eucaristía, los bomberos descendieron el lienzo con la imagen de María para ser venerada por los madrileños tanto dentro del templo como en la procesión vespertina.
Durante la homilía, el cardenal apuntó que nos encontramos en un contexto en el que “hay guerras y migraciones, nos desentendemos los unos de los otros, buscamos el poder no para servir sino para servirnos de él, no miramos de frente muchas situaciones…”. “Pero también hay grandes esfuerzos para dar salidas y resolver los problemas humanos”, expuso el purpurado, que instó a los presentes a poner la mirada en María y en Dios ante esta encrucijada.
Dignidad humana
“A lo largo de la historia, la presencia de Dios ha sido clave para proteger la dignidad humana. Él está presente entre nosotros, mirémosle de frente, sin miedos…”, comentó. “No dejemos a Dios, no nos distanciemos de quien nos da luz, de quien nos hace entrar dentro de nosotros mismos, de quien nos manifiesta un camino que seguir. Los hombres tenemos luces y caminos, pero no tenemos la Luz, el Camino”, añadió el también vicepresidente del Episcopado.
En su alocución, Osoro también subrayó cómo esta advocación mariana permitió a Kiko Argüello y Carmen Hernández impulsar el Camino Neocatecumenal “hoy extendido por todo el mundo”.