La pandemia también había impedido la celebración presencial del Día de la Vida Consagrada que se celebra en la festividad de la Asunción de María, fiesta que en Chile es feriado legal religioso. Este año nuevamente las diócesis pudieron reunir a religiosas y religiosos en una Eucaristía presidida por el obispo en el templo Catedral.
Es el caso de la diócesis de Osorno donde el obispo Jorge Concha Cayuqueo, que pertenece a la Orden Franciscana, presidió la eucaristía con gran concurrencia de religiosos y religiosas, acompañados por una numerosa asistencia de personas. En su homilía, el obispo pidió a los consagrados “no olvidar este aspecto fundamental que es el hecho que el carisma de Dios, lo da en el ámbito del seguimiento de su Hijo Jesucristo. En la vida religiosa puede haber expresiones muy específicas del carisma, pero no olvidar el seguimiento de Jesús que está a la base, está primero, y lo primero es ser discípulo o discípula del Señor”.
Más adelante, agregó que el religioso o religiosa “busca configurarse con el Señor, también con las vivencias de los consejos evangélicos, y se compromete a dar testimonio de la vida nueva que esperamos”.
Como en otras diócesis, también en Osorno los religiosos y las religiosas renovaron sus votos de pobreza, obediencia y castidad, en medio de un denso silencio con que fueron acompañados por la comunidad. Silencio que estalló en cálido aplauso al término de ese acto.
En la Catedral de Copiapó, en el desierto del norte chileno, se reunieron muchos integrantes de congregaciones religiosas presentes en la Región de Atacama, a celebrar la eucaristía. En su homilía, el obispo Ricardo Morales les agradeció la incansable labor que realizan en las comunidades y les recordó que “el anuncio es diálogo, es conversa en torno a una mesa, así es la vida consagrada, que se acerca de puntillas, en sencillez, a las familias”.
El obispo, religioso de la Orden de la Merced, se refirió también a la importancia de la mujer en la historia de la salvación. “Sin el sí de María, la obra de redención no se realiza” dijo Morales. Mencionó a mujeres como Ruth y María Magdalena y exclamó “¡Cuánto tenemos que hacer como Iglesia, en nuestras relaciones, estructuras, liturgia, para responder al justo reclamo de las mujeres, por un rol verdaderamente participativo y deliberativo! tenemos que ir avanzando en ese reconocimiento”.
Más adelante el obispo agregó: “Si hay algo que la vida religiosa tiene, es estar en las periferias, con los pobres, los enfermos, los ancianos, los niños, en las tomas. Donde hay un dolor, ahí está la vida consagrada, porque hace carne el cántico de la Virgen, de liberación, que enaltece a los humildes y derriba a los poderosos. Cuando no ha estado con los humildes, ha fallado, y sabemos las perversiones que se han dado”.
Finalmente, Morales expresó que “no nos consagramos para acomodarnos, sino para salir, para estar ahí donde se reclama justicia, paz, fraternidad, para ser artífices de diálogo y denunciar lo que no está bien. La vida religiosa jamás ha tenido miedo, es profética por naturaleza”.
También los religiosos y religiosas renovaron sus votos durante la Misa. Al término, la hermana Claudia Muñoz, presidente de Conferre zonal (la Conferencia de Religiosos y Religiosas de Chile), dio que “fue un momento de mucha fraternidad, de sentirnos confirmadas en nuestra vocación”. Agregó que “el obispo nos regaló a cada una un cirio para poder recordar con alegría el don de la consagración religiosa, iluminando nuestra misión a través de la vida y la adhesión a Jesús, pobre, casto y humilde, obediente al Padre”.
El obispo de Valparaíso, Jorge Patricio Vega, presidió una Eucaristía en la que saludó a todos los integrantes de las familias religiosas presentes en la diócesis. Muchos de sus integrantes estaban en la Catedral y otros siguieron la celebración a través de redes de comunicación de la misma diócesis. “María pudo cantar el Magnifícat con todo esplendor, dijo Vega en su homilía, porque era una mujer de oración, de contemplación y servicial. Ella no midió las consecuencias de sus ganas de servir”.
La Conferencia de Religiosos y Religiosos (CONFERRE) celebró esta fiesta con una eucaristía en la Basílica de la Merced, en Santiago. Además, organizó un Triduo de la Vida Consagrada con el lema ‘Ser Consagrado hoy, un llamado a la alegría y la esperanza’ el cual tuvo más de 130 participantes a través de la plataforma zoom.