“Entrar en el proyecto de vida que Dios nos propone nos pide estrechar el espacio del egoísmo, reducir la presunción de autosuficiencia”, imploró el pontífice
El papa Francisco ha rezado, un domingo más, el ángelus con todos los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro. El pontífice ha aprovechado esta cita para referirse a la situación que se vive en Nicaragua, donde ha sido secuestrado por la policía el obispo Rolando Álvarez, y ha mostrado su cercanía a la población, una “preocupación y un dolor” por la población –“personas e instituciones”, ha especificado sin señalar a nadie en concreto– que espera que “por medio de un diálogo abierto y sincero se puedan encontrar finalmente las bases para una convivencia respetuoso y pacífica”, algo que encomienda a la Virgen para que inspire esta voluntad. También invitó durante el ángelus de hoy a todos a rezar por el pueblo ucraniano “que está viviendo una crueldad inhumana”.
Comentado el evangelio del día en el que Jesús invita a “entrar por la puerta estrecha”, el Papa apuntó que esta imagen “podría asustarnos, como si la salvación estuviera destinada sólo a unos pocos elegidos o a los perfectos. Pero esto contradice lo que Jesús enseñó en muchas ocasiones”. “Esta puerta es estrecha, pero está abierta para todos”, recalcó Francisco.
Comentó el Papa como las ciudades en tiempos de Jesús cerraban sus puertas “y sólo una, más pequeña y estrecha, permanecía abierta: para volver a casa, sólo se podía pasar por allí”. Además, Jesús se presenta como puerta, “quiere decirnos que para entrar en la vida de Dios, en la salvación, hay que pasar por Él, recibirlo a Él y a su Palabra. Así como para entrar en la ciudad había que ‘medirse’ con la única puerta estrecha que quedaba abierta, la del cristiano es una vida ‘a la medida de Cristo’, fundada y modelada en Él”, señaló.
“Es una puerta estrecha, no porque esté destinada a unos pocos, sino porque ser de Jesús significa seguirle, comprometer la vida al amor, al servicio y a la entrega como hizo Él, que pasó por la puerta estrecha de la cruz”, prosiguió. “Entrar en el proyecto de vida que Dios nos propone nos pide estrechar el espacio del egoísmo, reducir la presunción de autosuficiencia, rebajar las alturas del orgullo y la arrogancia, superar la pereza para atravesar el riesgo del amor, incluso cuando implica la cruz”, continuó el Papa.
Francisco destacó que también hay “gestos cotidianos de amor” que implican sacrificio y renuncia como el de los padres, los que ayudan a “los ancianos, los más pobres y los más frágiles; los que siguen trabajando con empeño, soportando dificultades y quizás incomprensiones; los que sufren por su fe, pero siguen rezando y amando; los que, en lugar de seguir sus instintos, responden al mal con el bien, encuentran la fuerza para perdonar y el valor para volver a empezar”, enumeró. “Estos son sólo algunos ejemplos de personas que no eligen la puerta ancha de su propia comodidad, sino la puerta estrecha de Jesús, de una vida gastada en el amor”, concluyó.