En la provincia de Río Negro, en la localidad de Chimpay, se realizó la 52° peregrinación anual bajo el lema: “Ceferino, samaritano de la vida”, para pedir, agradecer, orar y venerar al religioso beato Ceferino Namuncurá.
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La peregrinación comenzó con una oración y una rogativa mapuche en el cerro de Cruz del Quinto Centenario, y luego siguió la marcha, durante dos horas, hasta entrar al parque Ceferiniano, donde se celebró la misa.
Estuvieron presentes varios obispos de la región Patagonia-Comahue: el obispo de Viedma, Esteban Laxague; Alejandro Benna, obispo de Alto Valle del Río Negro; y el obispo de Neuquén, Fernando Croxatto. Además, participó Darío Perera, Inspector de los salesianos de Argentina Sur.
El “lirio” de las pampas
Ceferino Namuncurá nació de una familia mapuche en Chimpay, el 26 de agosto de 1887. Se formó con los salesianos, y desde muy joven quiso ser religioso con la idea de “ser útil a la gente”.
Su padre, lonco de los mapuches, fue promovido a Coronel de la Nación, y lo trasladó a Buenos Aires. Allí, ingresó al colegio salesiano Pío IX, del barrio porteño de Almagro.
A los 15 años se enferma de tuberculosis, y lo trasladan a Viedma para su recuperación. Recibe atención del sacerdote médico Evasio Garrone y el enfermero coadjutor, Artémides Zatti, quien será canonizado por el papa Francisco el próximo 9 de octubre.
En julio de 1904, Ceferino fue trasladado a Turín (Italia) para recuperarse de su salud y seguir los estudios eclesiásticos. En Italia, conoce a Don Miguel Rúa, sucesor de Don Bosco, y es recibido por el Papa Pío X.
Si haberse recuperado de su enfermedad muere en Roma, el 11 de mayo de 1905, muere en Roma, acompañado por monseñor Cagliero.
Su fama de santidad permitió que el 11 de noviembre de 2007 sea proclamado beato.
El evento
La peregrinación de fe a Chimpay es la más grande de la Patagonia, y durante el fin de semana, hubo una masiva participación de fieles.
El día del nacimiento de Ceferino, el 26, se iniciaron las celebraciones y se recibió a los peregrinos que llegaron en contingentes desde las distintas ciudades de la región en micros, a caballo, bicicletas, autos.
Un gran protagonismo tuvieron los jóvenes que llegaron al Santuario, y que, en el polideportivo de Chimpay, entonaron un canto a la tierra.
Asimismo, entre las actividades programadas por la organización, se realizaron bendiciones a los jinetes, y se organizaron momentos de oración junto al fuego, frente al templo.