El pasado 2o de agosto sonaba el teléfono del cardenal Angelo Becciu, a quien el Papa despojó de sus funciones como cardenal el 24 de septiembre de 2020 al verse involucrado en el mayor caso de malversación de fondos dentro de los palacios vaticanos. Al otro lado del teléfono, Francisco. El Pontífice le invitaba a la cumbre de cardenales para estudiar la nueva constitución apostólica sobre la reforma de la Curia que se celebraría a la par que el consistorio para la creación de 20 nuevos purpurados.
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Y Becciu aceptó la invitación… De hecho, informaba en una misa privada en la población Golfo Aranci, en Cerdeña, donde pasaba sus vacaciones, que el Papa le había telefoneado “para decirme que me reintegro a mis funciones como cardenal”. No obstante, el Vaticano ha confirmado que Becciu sigue sin ser cardenal elector en un futuro cónclave, que, al parecer, no será pronto, puesto que el Papa ha despejado cualquier duda sobre una renuncia.
Desde dentro de la reunión, el cardenal ha escrito a los fieles de la diócesis de Ozieri, de la que procede, pues cada año celebra la misa en honor a Santa Sabina, que coincide con el aniversario de su ordenación sacerdotal. “Sabéis el motivo de mi ausencia este año y me imagino que todos estáis contentos por ello: el Santo Padre, reconociendo mi derecho a estar en el Consistorio, me invitó a participar en él y tuve que venir a Roma en contra de mis planes”, remarca en la misiva.
“Fue conmovedor ver al Papa saludarme”
“Fue una grata sorpresa, yo diría una gran gracia del Señor. Volví a sentirme abrazado por la Iglesia y ayer en la basílica de San Pedro fue conmovedor ver al Papa saludarme desde el altar por mi presencia y escuchar a los cardenales decirme: ¡bienvenido a casa! Esta es la belleza de la Iglesia que sabe ir más allá de los acontecimientos dolorosos y es capaz de ofrecer motivos de esperanza que permitan superar los momentos oscuros de la vida”, añade el todavía purpurado.
En la carta, Becciu invita a la diócesis sarda a “tener fe en el Señor y a invocar a nuestro santa patrona en los momentos difíciles. Nuestros antepasados han mantenido constantemente viva la devoción por ella. De niño yo también aprendí de mi madre a invocar a Santa Sabina. Me volví hacia Ella en las inevitables dificultades de la vida y también en las situaciones complejas que a menudo tuve que enfrentar en los diversos países lejanos en los que serví a la Iglesia”.
Asimismo, continúa: “Sigo volviendo a Ella, también tras la última tormenta que me azotó y que involucró dolorosamente a mi familia y a la propia diócesis”. “Tengo una esperanza fundada de que la verdad saldrá a la luz y que todo el barro que nos arrojan se derretirá como la nieve al sol”, señala, al tiempo que reconoce que el gesto del Papa de invitarlo al consistorio es “reconfortante” y “alimenta mi confianza”.