Brandmüller en el consistorio: acusa a Francisco de “cerrar la boca” a los críticos y pide evitar un nuevo Papa de las periferias

El cardenal alemán filtra su discurso en la cumbre cardenalicia en la que propuso reformar el cónclave para que solo puedan ser elegidos aquellos que residan en Roma y que jamás haya otro papa Francisco

El cardenal Walter Brandmüller, en una conferencia sobre Humanae vitae octubre 2017 Vaticano

La información facilitada por parte del Vaticano sobre la cumbre cardenalicia convocada por el Papa en Roma del 29 al 30 de agosto ha sido más bien escasa. Poco se ha conocido de lo dialogado por los purpurados durante estos días, pero el cardenal alemán Walter Brandmüller sí ha tenido a bien filtrar su discurso durante el consistorio, en el que ha pedido reformar el cónclave para que solo puedan ser elegidos aquellos que trabajen en la Curia y evitar un nuevo Papa llegado del fin del mundo.



La realidad es que las palabras del cardenal, de 93 años, no son nuevas, pues hace menos de un año también compartía con el periodista Sandro Magister sus ideas para que jamás haya otro papa Francisco. En aquella ocasión, de hecho, ofrecía como uno de los criterios que el candidato “haya ocupado un alto cargo en la Curia romana durante al menos cinco años”. No obstante, esta vez le vale con que no sea de “las periferias” y que estos adopten el mismo ‘status’ que los mayores de 80 años.

Tal y como comenzó sus palabras, “la convocatoria de un consistorio después de tanto tiempo motiva una reflexión sobre la naturaleza y la tarea del cardenalato, especialmente en las circunstancias actuales”. Así, resaltó que los cardenales no tienen la función exclusiva de elegir papa, sino de acompañarle en el gobierno de la Iglesia. “Esta función de los cardenales encontró en la antigüedad su expresión simbólica y ceremonial en el rito de la ‘aperitio oris’, la apertura de la boca”, indicó.

“Un silencio extraño”

Por ello, defiende que deben pronunciarse con franqueza. Sin embargo, “ahora, lamentablemente, esa franqueza es sustituida por un silencio extraño. Esa otra ceremonia, la del cierre de la boca, que seguía a la ‘aperitio oris’, no se refería a las verdades de fe y de moral, sino a los secretos del oficio”. “Hoy deberíamos subrayar el derecho, más bien el deber, de los cardenales de expresarse con claridad y franqueza precisamente cuando se trata de las verdades de fe y de moral”, agregó.

Según Brandmüller, “la experiencia de los últimos años ha sido muy diferente. En los consistorios –convocados casi solo para las causas de los santos– se repartían tarjetas para pedir la palabra y se sucedían las intervenciones obviamente espontáneas sobre cualquier tema, y eso era todo. Nunca hubo un debate, un intercambio de argumentos sobre un tema concreto. Obviamente, un procedimiento completamente inútil”.

De hecho, apunta que “una sugerencia presentada al cardenal decano de comunicar con antelación un tema para debatir y así poder preparar posibles intervenciones quedó sin respuesta. En resumen, los consistorios desde al menos hace ocho años terminaron sin ninguna forma de diálogo”.

Contra Benedicto XVI

Así, el purpurado alemán recuerda a Celestino V, quien renunció al papado en 1294, según ha explicado, tras escuchar a los cardenales. Un ‘modus operandi’ distinto al de Benedicto XVI, quien renunció sin avisar previamente al Colegio de cardenales, algo que Brandmüller no ha perdonado a Joseph Ratzinger. “Su dolor por mi renuncia se ha convertido en rabia contra mi persona y mi pontificado”, tal y como señaló en 2018 el papa emérito.

Brandmüller ve un error en la decisión de Pablo VI de aumentar de 70 –número fijado por Sixto V– a 120 los electores, puesto que “se crearon cardenales que no tenían experiencia de la Curia romana y, por tanto, de los problemas del gobierno pastoral de la Iglesia universal. Todo esto tiene consecuencias graves, cuando estos cardenales de las periferias son llamados a la elección de un nuevo papa”.

Como él mismo explicó, que los cardenales no se conozcan entre sí “facilita las operaciones de los grupos o clases de cardenales para favorecer a uno de sus candidatos”.

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